Una herencia que trasciende

Foto por David Hernández

«Dios no tiene nietos, sólo tiene hijos»

Por Sally Isáis

Acabo de enterarme de que por cuestión genética mi hija está batallando con una enfermedad. Es una forma elegante de decir que lo heredó de mí. Al principio, cuando supe de esta situación, me sentí culpable, triste y frustrada. ¡Me era irreconciliable saber que, por mis genes, ella estaba enferma! Pasé varios días luchando conmigo, con Dios y con la idea de que yo tenía la culpa, sin saberlo y sin quererlo. Pero somos familia y eso implica que tendrá características mías.  

«Abueleó», «es igualita a su tía» o «de tal palo tal astilla», son frases comunes que ocupamos para describir el parecido que alguien tiene con su familia. 

Siempre es un orgullo escuchar que algún hijo se parece a nosotros o a alguien de nuestra familia, cuando se refiere a algo que consideramos bueno. Sin embargo, nadie quiere que sus hijos hereden cosas negativas y siempre decimos con relación a las características que no nos gustan: «¡ha de venir del otro lado de la familia, no del mío!». 

Cuando una persona está pensando en casarse, algunos ven la «alcurnia» de la pareja como algo importante. Muchos consideran la situación económica, el apellido, los contactos, el color de la piel, la salud mental de la persona o sus familiares, el nivel intelectual, la educación formal y la zona en la que viven, como elementos claves para decidir. 

No falta el comentario de alguien bien (o mal) intencionado, cuando hay alguna diferencia racial o socioeconómica notoria en la pareja: «¿Ya pensaste en cómo van a salir tus hijos?». «Su familia no tiene dinero, ¿seguro que te quieres casar?». 

Mucho tiene que ver con las generaciones, qué nos han heredado y qué esperamos dejarles a los que vienen detrás de nosotros. ¿Y nuestra relación con Dios? ¿Eso se puede heredar? 

Mis papás siempre nos aseguraron: «Dios no tiene nietos, sólo tiene hijos. El tener padres cristianos no implica que seas salvo. Tiene que llegar el momento en que el Dios de tus padres, se convierta en tu Dios». Si no podemos heredar a nuestros hijos la fe, entonces ¿qué opciones tenemos? 

La realidad es que como padres podemos hacer mucho para guiar a nuestros hijos hacia el Dios verdadero y la salvación que se encuentra sólo en Cristo Jesús. Claro que ellos tomarán su propia decisión, en ocasiones no como quisiéramos ni en el momento que consideramos oportuno. Pero debemos hacer lo que está en nuestras manos para que ellos experimenten la realidad de la vida en Cristo. 

La Biblia dice: 

«Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Deuteronomio 6:5-7, NTV). El problema es: ¿cómo se logra esto en el día a día? 

A continuación, les comparto algunos consejos que hemos visto que tienen resultados positivos.

  • Orar cada día por ellos y por su decisión para seguir a Cristo.

  • Darles ejemplo de fidelidad y congruencia de vida (practicando lo que decimos).

  • Mostrarles con nuestra forma de vida cotidiana los valores de honradez, amor, honor, verdad, esfuerzo, gracia, misericordia y perdón (entre otros).

  • Usar la Biblia y lo que se enseña en ella, como medida de fe y acción.

  • Tomar el reto de ser los agentes principales en educarlos en las verdades bíblicas, y no esperar que la iglesia sea la única que les enseñe de Dios, la fe y la salvación en Cristo. 

  • Ofrecerles oportunidades de conocer a otros creyentes verdaderos e ir a lugares donde puedan tener encuentros poderosos con Dios.

  • Participar y servir como familia en una iglesia cristiana local, para que tengan relación con otros creyentes de su edad. 

  • Esforzarnos por mostrar que, aunque a veces nos equivocamos y somos vulnerables, buscamos de manera genuina honrar y servir a Dios. 

  • Vivir con la convicción diaria de que el Dios verdadero es real y que conocerlo a Él y a su Hijo Jesucristo de manera personal, siempre vale la pena. 

Dios es soberano y tiene el control de cada célula de nuestro cuerpo y también del ADN de nuestros hijos. Por otro lado, nuestras decisiones de estilo de vida sí tienen consecuencias para ellos.

Así que, aprovechemos la oportunidad única que tenemos como padres de influir en la vida diaria de los nuestros. Busquemos y sigamos con ahínco a nuestro Padre celestial cada día, dando ejemplo de vida para que nuestros hijos en algún momento, también pertenezcan a la familia de Dios. 


Tal vez también te interese leer:

Ideas para pasar tiempo con tus hijos    (Toma los consejos que te sean más útiles)

Para criar hijos    (Evita las equivocaciones en este proceso a favor de tus hijos)

Receta efectiva y barata para eliminar piojos de los niños    (Comparte la receta)

Amar con las manos   (Lo que los hijos necesitan)

La oración de un padre    (Ora por tus hijos)

Cómo se define el éxito de un padre   (Encuentra el éxito en esta preciosa relación)

La llave del corazón   (Una idea maravillosa)

Juegos alrededor de la mesa   (Consejos probados)

Los niños aprenden jugando  (Juega con tus hijos)

Las consecuencias de un padre ausente   (Evita que esto suceda)

El trabajo y el dinero  (Enseña estos valores a tus hijos)

La mejor herencia  (Descubre cuál es)

Anterior
Anterior

¿Cómo se vive la pobreza?

Siguiente
Siguiente

Estrategias para enfrentar la crisis