Ideas para pasar tiempo con tus hijos

No se trata de llenarse de actividades desgastantes, sino de darles estructura y un buen ejemplo

Por Sara Trejo de Hernández 

“¿Qué puedo hacer con mis niños para entretenerlos?” le decía una mujer a otra y agregaba: “Tengo mi casita muy pequeña y no quiero que pasen todo el día viendo la televisión o haciendo travesuras. 

Respondió la otra: “A mí ni me veas. Tengo el mismo problema. Temo el día de las vacaciones; por lo menos mientras asisten a la escuela están entretenidos con la tarea". 

Cuando los hijos son pequeños y los tenemos en casa, existen grandes oportunidades para educarlos sin sermonear. Casi todos los adultos tenemos problemas de formación porque no se nos educó para comer sanamente, hacer ejercicio diario o tener un devocional personal. Tal vez estas cosas sean nuestra meta, pero no poseemos la disciplina para lograrlas, o nos cuesta demasiado esfuerzo. 

Dice la Escritura: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Esta enseñanza puede servir para formar todas las áreas de la vida de un nuevo ser. Si los hijos son pequeños y los tenemos en casa todo el día, el establecimiento de rutinas es un paso excelente para tomar. 

Al empezar el día, podemos celebrar un pequeño devocional que incluya cantos de alabanza adecuados para la edad de ellos, un dibujo de una escena bíblica y una oración. A lo largo del día se puede recordar la Palabra que Dios nos dio temprano. Aun cuando sean bebés, es posible introducirlos a las maravillas del Señor. 

En el desayuno, comida o cena, se puede platicar de las ventajas que nos aportan los diferentes alimentos y nutrientes. Probar menús diferentes y permitir a los hijos ayudar en la preparación, es útil. Cuando tienen edad para ello, es una oportunidad para que se familiaricen con la química desde pequeños. 

Es divertido efectuar los quehaceres del hogar si parecen un juego. Un poco de paciencia es necesaria en tanto los pequeños se habitúan al procedimiento de lavar trastes, tender camas, barrer, trapear, sacudir, lavar ropa y tenderla y recoger sus juguetes. Con el tiempo aprenderán a terminar lo que comienzan. A veces pueden probar pequeños concursos o competencias con premios. 

La familia es un equipo. Entrenar a los hijos en los quehaceres es una oportunidad para que lleguen a ser sociables y cooperativos, además de sentirse parte útil de su núcleo. 

Las visitas al mercado los hacen conscientes de lo que es conveniente consumir, por salud y economía. Si no compramos algún producto que ellos han visto anunciado en la televisión, podemos explicarles la razón y así entrenarlos para ser consumidores sabios y resistir las presiones comerciales. 

Por las tardes, podemos usar las horas para planear actividades diferentes por día. El lunes puede ser el día de manualidades en la casa, haciendo regalos para los cumpleaños de los miembros de la familia o preparando obsequios para celebraciones como la Navidad. En las casas de manualidades podemos aprender cómo elaborar cosas útiles con poco presupuesto; también podemos conseguir ideas de algún libro o de personas que trabajan en un kinder

El martes puede ser día de ensaladas o de postres, elaborando recetas tan complejas como la edad del pequeño nos permita, no importa el sexo. Les servirá toda la vida saber preparar platillos sencillos. 

El miércoles quizá sea día de tecnología. Se puede ver una buena película para niños y elaborar palomitas hechas en casa, oscureciendo el cuarto con cartulinas en las ventanas o cerrando las cortinas. A los niños les encanta que la casa parezca un cine. Al final se puede realizar un dibujo del personaje, paisaje o escenario que más les gustó o elaborándolo con plastilina.

Los chicos mayores, pueden escribir un resumen de la película y hacer un pequeño directorio de lo que han visto. Otra posibilidad es comentar las impresiones que les produjo la cinta y analizar el mensaje básico. 

El jueves puede ser día de paseo a un museo, si los niños son lo suficientemente grandes para disfrutarlo. En la Ciudad de México hay muchísimos museos como el Papalote o Universum donde se aprende jugando. 

El viernes, recomendamos que sea un día de visita, ya sea que se invite a jugar a un amiguito o primo o se vaya a ver a la abuelita o a una persona enferma. Esto ayuda a los pequeños a socializar y a pensar en otros aun antes de que asistan al colegio. 

Cada día puede dedicarse un tiempo a la lectura. Al principio de parte de los padres y posteriormente un tiempo para que el hijo lea algo de su elección. 

Otro día será para la música, ya sea que se elabore con instrumentos improvisados o profesionales o simplemente se escuche distintos tipos de música con explicaciones. 

Tiempo de jardinería es otra buena idea, plantando semillas de flores o verduras y cuidándolas. 

¿Qué tal un club bíblico? Pueden invitar a sus vecinitos, preparar una historia bíblica en el franelógrafo, aprender un texto bíblico ilustrado y unos cantos con movimientos sencillos, servir galletas y agua dulce una vez por semana.  

Otra buena idea: Tiempo de mamá y tiempo de los hijos. Cada día necesitamos un período individual para recargar batería ya sea que llamemos por teléfono a alguien, leamos, escribamos, descansemos o practiquemos algún ejercicio. El pequeño puede realizar algo que él escoja en ese rato. 

Recomendamos también caminatas diarias después de la comida, o ejercicios en familia acompañados por música. 

De todas estas ideas solo hay que tomar aquellas con las que nos sentimos cómodas y que disfrutamos. No se trata de llenarse de actividades desgastantes, sino de dar estructura a las vidas de los hijos y un buen ejemplo. 

¡A divertirse se ha dicho, aprendiendo a la vez!

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