Los qués y los cómos

Foto por Cynthia Ramírez

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Sé clara y evita la confusión

Por Sara Trejo de Hernández

Mientras mis hijos crecían di muchas indicaciones: «Haz la tarea, recoge tu cuarto, tiende tu cama, lava tus trastes, organízate, calcula tus tiempos».

Reconozco que como mamá a veces no explicaba detalladamente las tareas que estaba pidiendo que mis hijos realizaran. Por lo que ellos recibieron muchísimos «qués», sin los «cómo».

Los qués pueden ser preguntas sin resolver, conceptos que no entendemos o situaciones difíciles para las que no tenemos respuesta o dirección.

En el caminar con Cristo he tenido muchos qués. Pero ha habido gente que me ha explicado cómo resolver mi dilema. Por ejemplo, cuando me hablaron de la salvación, me explicaron que para recibirla debía:

a) Pedir perdón por mis pecados.

b) Invitar a Jesús a habitar en mi corazón.

c) Pedirle que fuera el Señor de mi vida.

Al seguir estudiando la Escritura me encontré con muchos otros qués, por ejemplo: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15:5).

La primera vez que escuché este versículo, no entendí qué era un pámpano, me explicaron que significa rama. En verdad yo quería obedecer al Señor siendo un pámpano y llevando fruto. Pero lo más importante era: ¿Cómo permanecer? 

Con el consejo de otros creyentes obtuve la respuesta. Para permanecer debía conocer a Jesús a través de la lectura y estudio de la Biblia, los sermones y las clases en la iglesia. Además de la oración. Por supuesto, poniendo en práctica lo que iba aprendiendo.

En varias ocasiones me he encontrado con otros qués que no sé cómo poner en práctica en mi vida. Gracias a Dios puedo descubrirlos en la Palabra y cuando me falta conocimiento busco a los expertos.

Es por eso que Dios, al hacerme su hija, no me dejó en una isla desierta. Me colocó en una comunidad con personas que de continuo me animan a recurrir al Señor y a sus enseñanzas. 

Ahora que soy mayor en la fe, también puedo guiar a otras chicas a encontrar los cómos que la Palabra de Dios tiene para resolver las situaciones difíciles.

Hace tiempo compartí con una jovencita de mi Iglesia los cómos que he encontrado en Filipenses 4:6-7, para que ella lo aplicara en una situación difícil. 

El texto dice:

«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad».

Le expliqué el cómo del texto, paso a paso:

1. Sin importar lo que te tenga agobiada, (una relación, la economía, el futuro, la salud) la respuesta es, por nada lo estés (Filipenses 4:6). Pero, ¿cómo lo logras?

2. Lo que sigue explica que debes dejarle eso a Dios. En una palabra: «Suéltalo». Dios está encargado del asunto ahora. Ya no está bajo tu jurisdicción (Filipenses 4:6). Si crees que Dios hizo todo lo que la Biblia dice, puedes confiar en que esto también es verdad.

3. Cada vez que quieras tomar eso que ya le dejaste, debes volver a soltarlo en manos del Señor e inmediatamente sustituirlo por otro pensamiento (Filipenses 4:8). Puede ser un canto favorito, una promesa, un texto de la Biblia, una predicación.

Mi amiguita puso en práctica lo que aprendió de Filipenses y en solo una semana había resuelto su conflicto. Fue obediente al Señor y a su Palabra y eso le dio la victoria.

Ante cualquier situación difícil, la respuesta es obediencia absoluta a la dirección de Dios.


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