¿Y si...?

Foto por Marian Ramsey

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Por más intentos que hagamos, o más brincos que demos, nunca podremos por nosotros mismos quitar nuestros pecados

Por Javier Campos

¿Has visto alguna vez a un dulce quitarse la envoltura por sí mismo? ¿No? ¿Y si trajéramos otro dulce? Tal vez entre los dos podrían quitársela primero a uno y luego al otro ¿no crees? Está bien, está bien... pero y si trajéramos una bolsa llena de dulces, ¿entre todos lo podrían lograr?

Malas noticias para los dulces. No. Imposible. Por más que se esfuercen y por más que quieran, por ellos mismos nunca lo lograrán. Es necesario que alguien se las quite.

A propósito: ¿Has visto alguna vez a un hombre quitarse por sí mismo sus pecados? ¿No? Pero, ¿y si legalizáramos? ¿Y si negáramos? ¿Y si...? ¿Y si...?

De la misma manera que con los dulces, por más intentos que hagamos, o más brincos que demos, nunca podremos por nosotros mismos quitar nuestros pecados. El caso es que, ni legalizar el pecado, ni negar la existencia de Dios, ni ninguna religión (que viene siendo el querer hacer las paces con Dios a nuestra manera y no a la de Dios) lo puede hacer.

Pero hay buenas noticias:

«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).

«Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 6:23).


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