¿Qué te vas a llevar?
En un momento dado todos tendremos que hacer ese viaje final
Por Javier Campos
Mi esposa ha viajado mucho por causa de su trabajo, así que en ocasiones le he llegado a preguntar: ¿qué te vas a llevar?
En cada viaje tiene que considerar qué cosas son esenciales para esa salida en especial: pasaporte, si el viaje es al extranjero; chamarra gruesa, si va a una zona fría; una maleta o dos; la computadora, (bueno, esa siempre va) y así cada cosa.
Yo no viajo tan frecuentemente, pero cuando he salido, también he tenido que considerar lo que tengo que llevar: identificación, medicinas, cargador del celular, etc.
Me imagino que habrá a quien nunca le hayan hecho esta pregunta, pero en un momento dado tendrá que hacer el viaje final que todos haremos y la pregunta tendrá la misma respuesta que todos daremos: nada.
¿Has pensado en ese viaje y realmente has entendido lo que significa: nada?
Si estás enfermo y Jesucristo es tu Señor no te preocupes, la enfermedad no se irá contigo. Si estás sano, pero Jesús no es tu Señor, entonces preocúpate, tampoco tu salud se irá contigo. De hecho, ni dinero, ni casas, ni familia. Nada nos vamos a llevar.
“Jesús les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?” (Lucas 12:16-20).
Y a propósito, cuando Dios te pida tu alma, ¿a dónde pasarás la eternidad?