Mis experiencias de abuso
Me sentía sucia al enfrentar estas circunstancias
Por Samar Dutré
Era horrible, ya no quería subirme al camión para regresar a casa. Había un hombre que me daba mucho miedo. Cada vez que él se subía al camión en el que yo iba, se paraba detrás de mí y frotaba su cuerpo contra el mío.
Nunca he sido buena para la confrontación, y en casos como estos me quedo pasmada. En la prepa había un hombre que detenía el auto, cerca de donde íbamos caminando, como para pedir indicaciones y al acercarnos abría la puerta y desvestido de la cintura para abajo nos hacía pasar un mal rato. ¡Qué asco!
Una amiga me contó que cuando era niña había un hombre que siempre que salía de la escuela se paraba delante de ella y sus amigas, se quitaba una bata que traía y les mostraba todo su cuerpo.
Ella le platicó a su hermana mayor lo que sucedía. Al día siguiente su hermana las acompañó y el fulano no tardó en hacer su aparición. Entonces todas, aconsejadas por su hermana, se carcajearon y burlaron al ver al hombre desnudo. Ella le dijo a mi amiga que lo que esos hombres disfrutan es ver el temor que provocan, por eso, al no mostrar miedo ya no reciben la satisfacción que esperaban. Esa fue la última vez que aquel hombre las molestó.
Al enfrentar todas estas circunstancias, me sentía sucia, tanto que nunca le conté a nadie lo que me pasaba.
Lo peor fue cuando ya casada, hombres que conocía y en quienes confiaba me hicieron comentarios como: «te me antojas» o «tienes piernas bonitas», incluso alguien se atrevió a jalarme el brasier por la parte de la espalda. De nuevo, me quedé muda.
En lo profundo de mi corazón, estas situaciones alimentaban una vergüenza que no me correspondía.
¿Cómo superar el abuso?
Gracias a que ahora existe más visibilidad sobre el abuso sexual como algo inmoral, violento e ilegal, he podido ver lo que me sucedió con diferentes ojos.
Entendí que el temor me paralizó; la falta de palabras para nombrar dichos eventos resultó en mucha confusión y perpetuó el miedo. Ahora sé que puedo ser más valiente para defenderme y no aceptar este trato de parte de nadie.
Por otro lado aprendí que con aquellos que sí conocía y que tuvieron actitudes incorrectas hacia mí, tenía el derecho y la responsabilidad de confrontarlos y poner límites desde el principio en vez de tratar de pasar por alto el asunto.
También ha sido muy sanador escuchar las palabras de una de mis amigas y mentora: «No te culpes por lo que no hiciste, en ese momento no estabas preparada». Tiene toda la razón. Sin duda, la culpa es uno de los efectos del abuso que deben ser tratados bíblicamente para volver a disfrutar de la libertad con la que Cristo nos hizo libres.
¿Qué dice la Biblia sobre el abuso?
Proverbios 17:15 dice: «Dios no soporta dos cosas: que el culpable sea declarado inocente, y que el inocente sea declarado culpable». Por eso creo que hablar del abuso sexual es importante y que contar mi historia le puede ser útil a alguien más.
¡Qué maravilloso que Dios quiere traer restauración a todo mi ser! Él sigue ayudándome a establecer límites correctos, a dejar el temor y abrazar el valor; y puede hacer lo mismo por ti.
Nuestra alma pide a gritos sentarse a los pies del Maestro