Me decepcionas

Foto por Juan Esparza

Existe la idea de que un seguidor de Jesús no se puede equivocar

Por Johanna Ochoa

¿Alguna vez te han dicho: «me decepcionas»? 

Es una triste realidad pero como cristianos estamos expuestos a ser criticados y criticamos más que otros. A veces, tendemos a crear altas expectativas de nuestro andar con Jesús y el de los demás. Por eso cuando uno de nuestros hermanos en la fe se equivoca o nosotros mismos erramos, fácilmente sentimos decepción. 

Sabemos que nuestra meta es parecernos cada día más a nuestro Señor y Maestro y buscamos desarrollarnos y crecer hasta la altura de «un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Efesios 4:13). Sin embargo, el tener esto tan presente y escucharlo continuamente, puede provocar cierta presión o ansiedad para cumplir con ello y ser «perfectos». 

¿Por qué pasa eso? Me parece que se debe a que erróneamente se ha forjado la idea de que un seguidor de Jesús no se puede equivocar, y vaya que eso está muy alejado de la realidad. 

La verdad es que fallamos más veces de las que nos gustaría reconocer. Puede que no lo admitamos por orgullo o por miedo a decepcionar a los que nos ven; queremos ser perfectos y aparentar que todo está bajo control, cuando en realidad por dentro nos estamos derrumbando y hemos errado. 

Nuestro corazón es engañoso y perverso; muchas veces nos hace creer que todo está bien. Pensamos que nuestras debilidades o caídas son insignificantes. Creemos que no tenemos derecho a fallar y luchamos constantemente con decirle a otros nuestras luchas y pecado, por miedo a que nos vean diferentes, a sentirnos juzgados, señalados y que vean lo débiles que somos. 

La Palabra de Dios nos muestra nuestra condición espiritual; es el mejor lugar al que podemos recurrir para evaluarnos. Pero, si en lugar de eso, lo que usamos para evaluarnos o evaluar a otros es nuestro propio juicio, estamos siendo inmaduros espiritualmente. 

Cuando nos decepcionamos de nosotros mismos inconscientemente revelamos un corazón orgulloso. Fallar se siente como una derrota personal y una amenaza para nuestra identidad y autoestima. Hemos puesto los ojos en nosotros mismos, y ¡qué peligroso es eso!

Así mismo, también podemos creernos autosuficientes. Hemos olvidado lo mucho que cada día necesitamos ser rescatados de nuestro propio corazón y minimizamos nuestra necesidad de la gracia de Dios en nuestras vidas. 

Por eso es importante que al fallar y al sentir decepción, le pidamos a Dios que revele lo que hay en nuestro corazón y hagamos una introspección. 

¿Nos entristecemos por nuestro orgullo herido o porque le hemos fallado a Dios?

Cuando nos dolemos por nuestro pecado, podemos identificar que nuestro dolor viene de haberle fallado a Dios y no a nosotros mismos u otros. 

El salmista David escribió en uno de sus salmos: «Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos» (Salmos 51:3-4). 

Mientras sigamos en este cuerpo carnal y este mundo caído, aún batallaremos con el pecado, nos equivocaremos y fallaremos. 

No es lo que nosotros podamos hacer sino lo que el poder de nuestro Señor Jesucristo hace en nosotros. Vamos a fallar, pero no por ello, vamos a querer fallar o disfrutar de nuestras fallas. Vamos a errar, pero no por ello, vamos a esconder nuestros errores o aparentar que no los tenemos.

No nos enfoquemos en nuestras derrotas y caídas. Pongamos la mirada en Aquél que nos da la victoria para resistir y permanecer firmes en la derrota. Dirijamos nuestra mirada hacia Cristo, nuestro Rescatador y Salvador. El único que puede transformarnos día a día. 


Tal vez también te interese leer:

¿A quién le perteneces?   (Recuerda esta importante verdad)

¿Por qué me quieres?     (Encontremos el amor en el lugar correcto)

Conecta los puntos   (Una comparación con el propósito de Dios y el autoconocimiento)

¿Cómo conocer el llamado de Dios para nuestra vida?  (Encuentra la respuesta)

¿Por qué es importante conocer nuestra personalidad, dones y fortalezas?   (Descubre la respuesta)

Emociones bajo control   (Aprende cómo lograrlo)

Bienaventuranzas del Eneagrama   (Recibe este regalo)

Ni antisocial ni aburrida, solo soy introvertida  (Descubre qué hacer si eres introvertida)

Los beneficios de ir a terapia   (Aprovéchalos)

Cómo convivir con otros según su personalidad  (Descubre prácticos consejos basados en el modelo de Myers Briggs)

El temperamento  (Descubre lo que dice la Biblia)

Anterior
Anterior

Ruinas gloriosas

Siguiente
Siguiente

¿Ser plantado o ser enterrado?