Serie: Ánimo para mamás con niños pequeños. (Parte 3)
La maternidad lo cambia todo
Por Paola del Castillo
La maternidad cambia todo; la manera en que manejamos nuestro tiempo, nuestras prioridades y hasta la perspectiva de quiénes somos. Si como mamás de niños pequeños, nos hemos sentido abrumadas o un poco perdidas en esta etapa, no estamos solas. Aquí comparto algunas reflexiones que me han ayudado a reorganizar mis prioridades, amar cada momento (¡desorden incluido!) y disfrutar este hermoso llamado que Dios nos ha dado.
1. Pongamos en pausa, no en un cajón, nuestros antiguos intereses
Antes de ser mamá teníamos actividades, pasatiempos o incluso responsabilidades que ahora parecen imposibles de mantener, ¿cierto? Ya sea servir en un ministerio, formar parte de un club o quedarnos más tarde en el trabajo.
Esto puede entristecernos o frustrarnos pero recordemos que muchas de estas cosas no se han terminado, solo están en pausa. Cuando los hijos son chicos necesitan todo de nosotras, pero llegará el momento en que retomaremos esos proyectos o pasatiempos con una nueva perspectiva y entusiasmo.
Mientras tanto, pidámosle a Dios la alegría de vivir con plenitud esta etapa con nuestros pequeños. Y, cuando se pueda, sintamos la libertad de incorporar una nueva actividad que nos renueve. Poco a poco podremos aprovechar las oportunidades que se nos presenten para divertirnos, aprender, conocer o descansar, sin culpa de haber ocupado esos momentos sin nuestros hijos.
Una noche con amigas, un club de lectura o clase mensual para aprender algo nuevo, un hobbie que puedes practicar desde casa o escuchar audiolibros que nutran tu intelecto, pueden ser una opción realista para esta etapa.
2. Acordémonos de nuestra verdadera prioridad
Uno de los mayores errores que podemos cometer como mamás es caer en la falsa idea de que necesitamos «realizarnos profesionalmente» antes de atender a nuestros hijos.
Debemos recordar que nuestros pequeños nos necesitan a nosotras, más que cualquier lujo material que podamos ofrecerles. Ningún nivel de comodidad económica sustituirá el amor, la atención y la presencia de papá y mamá.
Si Dios nos permite combinar trabajo y maternidad, ¡qué bendición! Pero si planeamos hacerlo, procuramos encontrar una manera que priorice a nuestros hijos. Por ejemplo, yo trabajo medio tiempo, lo que me permite estar con mis pequeños por las tardes. ¿Es fácil? No, para nada. Pero la oportunidad de recogerlos temprano de la guardería, atender emergencias o simplemente disfrutar su compañía es un regalo que no cambio por nada.
Como me recordó mi jefa un día: «esas horas extra con ellos son un tesoro que jamás volverá». ❤️
3. Aceptemos el desorden como una bendición
¿Tu casa parece una zona de guerra entre juguetes, ropa, y migajas? ¡Bienvenida al club! Las mamás perfeccionistas sufrimos mucho en los primeros años si no ajustamos nuestras expectativas. Eso no significa que debamos vivir en un desastre, pero sí dejar de esperar impecabilidad todo el tiempo.
A veces estamos tan abrumadas por la ropa sucia que lavar y tantos juguetes en el
piso, que sentimos que nunca vamos a acabar. Seamos realistas sin sentirnos un fracaso total. No lo somos. Sólo tenemos hijos pequeños. Y no es el fin del mundo.
Quizás hoy veamos las manchas de cátsup en el sillón o los juguetes en el suelo como un inconveniente, pero un día, cuando los hijos crezcan, extrañaremos esos «rastros» de ellos. Descansemos y disfrutemos de estar presentes con nuestros hijos y recordemos, esta etapa pasará más rápido de lo que imaginamos.
4. Amémonos en este momento
La maternidad también cambia nuestros cuerpos. Estrías, flacidez, cicatrices, pérdida o aumento de peso, y más. Cada mamá lleva sus marcas únicas, pero todas contamos una historia hermosa. Son recordatorios de que nuestro cuerpo fue usado por Dios para traer a nuestros pequeños al mundo.
Así que, llevemos nuestras cicatrices con orgullo. Modelemos una imagen sana de amor propio para nuestros hijos, no una idea negativa del cuerpo al estar preocupadas o molestas al vernos en el espejo.
Aceptemos con gratitud lo que somos y no nos enfoquemos en estándares superficiales. Amémonos así, porque seguimos teniendo un cuerpo hecho por Dios, y esa ya es razón suficiente para amarlo y cuidarlo.
Descubre más en Dime Mamá
Si te sentiste identificada con este mensaje y estás buscando más ánimo e inspiración para esta etapa, ¡te invitamos a escuchar el pódcast Dime Mamá!
Un espacio seguro entre mamás cristianas con hijos pequeños, donde exploramos verdades que trascienden nuestras propias experiencias. Conecta con más mamás que están atravesando este desafiante y maravilloso viaje.
Encuentra el primer episodio aquí 📖💕
Analiza y haz ajustes.