Ojos que no ven,

Foto por Marian Ramsey

mente fantasiosa que lo inventa

Por Johanna Ochoa

Seguramente hemos escuchado la frase: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Esta frase se usa cuando alguien no ve (o no quiere ver) alguna situación o problema para «evitar» sentirse mal emocionalmente. 

Pero el «no ver», ¿realmente evita que nos sintamos mal? Tal parece que a veces es peor, pues el desconocimiento nos hace suponer e imaginar cosas. Por eso, en su lugar, me identifico más con la frase: «ojos que no ven, mente fantasiosa que lo inventa». 

Nuestra imaginación puede volar lejos, lo cual es muy bueno cuando nuestros pensamientos están bien enfocados. Sin embargo, muchas veces toman una dirección errónea y desastrosa. 

Nuestros pensamientos son tan poderosos que pueden crear una crisis de la nada. Muchas veces fantaseamos y sobreanalizamos todo. Producimos escenas irreales. Creamos un tornado de un viento pasajero. Transformamos una pequeña ola en un tsunami. Siendo honesta, a mí me sigue sucediendo.

Esto nos puede llevar a padecer: ansiedad, desesperación, inquietud, miedo, tristeza o descontrol. Identifiquemos y desechemos los pensamientos irreales e irracionales para entonces concentrarnos en los que sí tienen solución.  

No es sencillo y requiere esfuerzo. Hay días más complicados que otros. Pero en esos momentos, entreguémosle a Dios nuestras ideas distorsionadas y rindámonos a Él. Recordemos que el Señor nos pide en Filipenses 4:8 que pensemos en cosas verdaderas, honestas, justas, puras, amables, admirables, virtuosas y dignas de alabanza. 

No nos identifiquemos más con la frase «Ojos que no ven, mente fantasiosa que lo inventa», mejor digamos: «Aun lo que mis ojos no ven, Cristo lo controla».

Recordemos que el Señor Jesucristo es el único que puede traer paz y claridad a nuestros pensamientos. Pongamos nuestros ojos en Él.


Tal vez también te interese leer:

Las Nubes   (Descubre la importancia de pensar en las nubes)

Lo especial de la palmera   (Descubre esta verdad)

Ciudad de viudas   (¿Quién les contará del Dios de Noemí?)

Tres deseos    (Descubre cuáles serían)

Conquistados por el amor    (Solo este amor nos da plenitud)

¿Estamos listos o casi listos?    (¿Cómo estás tú?)

Enamorarse de un moribundo   (La historia de la sunamita)

El café y los valores del reino   (Analiza esta comparación)

El mundo debajo de nuestros pies   (Descubre este mundo)

¿Eres artificial o verdadero?   (Descúbrelo)

Anterior
Anterior

Lecciones en el hospital

Siguiente
Siguiente

Gotas que infunden vida