El amor de mamá

Foto por Gilberto López


Un reflejo del amor de Dios 

Por Editorial Milamex, Adaía Sánchez

El amor de una madre es algo único en el mundo. Su entrega y dedicación son ingredientes indispensables para el desarrollo y florecimiento de una vida. Ella es la que nos enseña a comer, hablar y caminar; la que nos brinda nuestro primer lugar de seguridad y consuelo, y también la que prepara nuestras alas para volar. 

En estas fechas que honramos el arduo y cariñoso trabajo de nuestras madres, en el equipo de Milamex nos dimos a la tarea de preguntar a nuestras lectoras qué es lo que más aprecian de sus madres. Las anécdotas que nos compartieron fueron por demás conmovedoras, pero lo que más resaltó fue un elemento que las conectaba: en momentos decisivos estas mamás animaron a sus hijos a confiar en Dios.

Nos compartieron la historia de una mamá que al recibir, de boca de su hija, la noticia de un diagnóstico de una enfermedad terminal, con suma tranquilidad le reiteró su entera confianza en Aquel que podía sanarla o llevarla a su presencia. Esa fe inquebrantable en el Señor fue el tesoro más preciado que les dejó a sus ocho hijos. 

También recibimos la historia de una madre que, en medio de la devastadora enfermedad de Alzheimer, le recordó a su hija que no estaba sola pues Dios estaba con ella. El aliento que recibió ese día, quedó para siempre grabado en su corazón.

Las lectoras resaltaron el trabajo arduo y la entrega de sus mamás que invirtieron en ellas y hasta en sus nietos. Su esfuerzo fue tal, que mencionaron, que si no fuera por ellas quizá no hubieran sobrevivido. 

Es el caso de una mamá que cuidó de su hija menor cuando enfermó de hepatitis a los 9 años, a la vez que protegía y velaba por el resto de la familia para que no se contagiaran. Otra historia fue la de una abuela que acompañó a su hija durante los primeros meses de su bebé primogénito, quien nació a los siete meses. Su ayuda permitió que este pequeñito sobreviviera.

Este amor sacrificial es un reflejo del amor que Dios nos tiene, Él es el creador y sustentador de la vida. De esta manera nuestras madres son testimonio vivo del inagotable amor divino. Ellas son vasos especiales que Dios usa como una fuente de protección y bendición hacia nuestras vidas. Por eso las honramos en su día y agradecemos la dicha de tener su ejemplo y cariño. ¡Que Dios las bendiga, mamás!


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