Alcoholismo en México

Foto por Cynthia Ramírez

Un llamado a la esperanza y la comprensión

Por Andrea Viveros

Detrás de las puertas de muchos hogares mexicanos, se libra una batalla silenciosa y dolorosa contra el alcoholismo. No solo hablamos de números; es la historia de una madre que espera despierta con el corazón vuelto un hilo, de un hijo que crece con miedo a los gritos y de un esposo que se pierde en la soledad de su adicción. Cada estadística tiene un nombre, una familia que sufre en silencio, con sueños que se van diluyendo copa tras copa.

No hablamos de alcoholismo para señalar ni juzgar, sino para reconocer una realidad que hiere a muchos hogares en México y para abrir caminos de esperanza y redención para quienes lo sufren.  

¿Qué tan común es el alcoholismo en México?

Aunque México no figure entre los países con mayor consumo de alcohol a nivel mundial, la forma en que se consume es una fuente de gran preocupación. Muchos no beben a diario, pero cuando lo hacen, es en grandes cantidades, en un patrón conocido como «consumo intenso» o binge drinking. Este comportamiento es una puerta de entrada a accidentes, violencia y graves problemas de salud.

Un estudio realizado en más de 150 mil adultos mexicanos encontró que los hombres beben en promedio tres veces más que las mujeres. Más de la mitad de ellos se reconocieron como consumidores actuales. Y lo más preocupante: cada vez son más los adolescentes que empiezan a beber a edades tempranas, lo cual aumenta mucho el riesgo de desarrollar dependencia en el futuro. 

El impacto en la salud y en las familias

El alcoholismo no solo daña el hígado o el corazón; también afecta la mente y las emociones. Está relacionado con depresión, ansiedad y con un mayor riesgo de violencia. Cuando un padre, una madre o un hijo tiene problemas con el alcohol, toda la familia sufre. En muchos hogares falta el dinero porque se gasta en bebidas, los niños crecen con miedo a los pleitos y las mujeres llevan solas el peso del hogar.

Además, el mercado informal de bebidas adulteradas ha provocado tragedias en comunidades mexicanas con personas que incluso han perdido la vida tras consumirlas.

Un problema que necesita comprensión y apoyo

Muchas veces el alcoholismo se oculta por vergüenza o porque se piensa que «con fuerza de voluntad basta» para dejar de beber. Sin embargo, la ciencia y la experiencia nos dicen que se trata de una enfermedad que necesita apoyo, tratamiento y acompañamiento. Y sobre todo, comprensión. Juzgar o señalar sólo aumenta la carga de dolor.

Cuando el alcohol toca a la familia

Para muchas esposas y madres, convivir con el alcoholismo de un ser querido significa noches de desvelo, preocupación constante y un dolor silencioso que pocas veces se dice en voz alta. Es normal sentirse cansada, enojada o hasta culpable, pero es importante recordar que es una enfermedad que vive nuestro ser amado. No se puede cargar a solas con el peso, pero sí es posible pedir ayuda. Buscar acompañamiento es un acto de valentía y amor, tanto por la familia como por una misma. 

¿Qué se puede hacer?

  • Hablar del tema en familia y en comunidad, sin miedo ni vergüenza.

  • Buscar ayuda profesional en grupos como AA y acompañamiento espiritual.

  • Apoyar con paciencia y empatía a las personas que sufren de alcoholismo, recordándoles que no están solas.

  1. Si vives esta situación con tu esposo, aquí encontrarás señales de alerta y estrategias concretas para enfrentarla.

  2. Un mensaje de esperanza

El alcoholismo en México es un reto grande, pero no insuperable. Afecta la salud, la economía y las familias, pero también puede ser enfrentado con unidad, prevención y tratamiento. Como comunidades de fe, sabemos que siempre hay esperanza, que Dios restaura y que cada vida puede ser transformada. Hablar de este tema es un primer paso para acompañar con amor a quienes luchan contra el alcoholismo, recordando que nadie debe caminar este camino en soledad. 

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La historia de Dorcas es prueba viva de que la restauración es posible. Lee su testimonio completo y descubre cómo su familia caminó hacia la sobriedad.


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