6 consejos para encontrar la mejor escuela para tus hijos

Foto por Andrea Hernández

Pasos útiles a considerar

Por Paola del Castillo Avendaño 

Este año mi pequeño va a cumplir 4 años y me vi en la necesidad de buscar una escuela para que él pudiera continuar su educación. Debo confesar que entré un poquito en pánico, porque encontré demasiadas opciones.  

Finalmente me calmé porque sabía que Dios está en control de nuestras vidas y que Él es el principal interesado en los pequeños y los grandes asuntos que nos afectan, y que me ayudaría a tomar la mejor decisión. Hay que investigar mucho, pedir consejos, preguntar a otros cómo le hicieron, apurarnos antes de los procesos de inscripción en el país. 

¿Dónde van a estudiar mis hijos? Como papás tenemos el deseo, pero sobre todo la responsabilidad de que nuestros hijos tengan una buena educación para que puedan desarrollar todo su potencial. Quiero compartir algunas de las cosas que tomé en cuenta para estar segura de dónde debía inscribir a mis hijos, con ayuda del Señor. 

1.   Orar. Orar un poco, orar un muchito, orar más, y al final orar por si las moscas.

¿Por qué es tan importante? 

a)   Debemos tener siempre nuestros oídos atentos a lo que Dios nos quiera indicar. 

b)    La opción que a nosotros como padres nos pueda parecer buena, tal vez tiene desventajas importantes que el Señor sí ve.

c)     Dios puede abrir la puerta de esa escuela, que nos parece imposible, en la que queremos inscribir a nuestro hijo, para hacer crecer nuestra fe. 

d)    Dios es el que mejor sabe dónde estarán bien nuestros hijos. No lo dejemos fuera de la ecuación. Él debe ser lo principal en cada decisión que tomemos. 

En nuestro caso, mi esposo y yo estuvimos orando mucho tiempo por una escuela en particular, que es cristiana. Asisten niños de diferentes nacionalidades. Tiene un nivel de inglés muy bueno y opciones muy padres en las tardes como natación. Pero la verdad es que no podíamos pagarla. Y aunque nos costó trabajo soltar esa opción, seguimos investigando y orando al respecto.  

Finalmente el Señor en su misericordia nos abrió la puerta en una escuela que además de ser cristiana, tiene un alto nivel educativo y es accesible a nuestro bolsillo. No podríamos estar más contentos y agradecidos. 

2.   Discutamos las prioridades con nuestro marido.

En caso de ser madres soltera, es importante revisar lo que se considera importante. Pensemos bien qué sería algo imprescindible, independientemente de que otras cosas falten. Y no hagamos tanto caso a las prioridades que otras personas tienen, porque no siempre coinciden con los valores que nosotros tenemos. Pensemos en lo que funcione para nuestra familia. 

Por ejemplo, nosotros queríamos que fuera una escuela cristiana, no secular, y que el nivel académico fuera alto. A nosotros no nos importaba tanto que contara con un gran prestigio, o que varias generaciones de la familia hubieran estudiado ahí.  

Nos parecía importante también que la escuela manejara grupos pequeños, ya que mi esposo estudió en escuelas públicas y sabía perfectamente que un maestro no puede estar al pendiente de un salón con cuarenta alumnos. 

Para algunas personas podría ser también que el nivel de inglés sea bueno, sobre todo porque en etapas tempranas los niños absorben mejor la información y un idioma nuevo lo pueden integrar fácilmente a su mente. 

¿Y qué tal la seguridad? Es importante que la escuela esté bien vigilada, que no haya puntos ciegos en sus cámaras de seguridad, o bien, que tengan clases extra como natación o danza o arte. 

Un detalle que no considerábamos antes, pero que sí tiene la escuela donde estará mi hijo, es que es una escuela incluyente. Nuestros hijos aprenderán a convivir y tener conocimiento pero también empatía y amistad profunda con personas con capacidades limitadas, lo cual está genial. Necesitamos muchas más escuelas así en nuestro país. 

3.   ¿Escuela en casa o sistema escolarizado?

Hay muchas opiniones con respecto a si conviene que los hijos estudien en casa o si deben ir a la escuela con otros compañeros. 

a.  En caso de la educación en casa:

Siendo nosotros los padres los maestros, y adquiriendo los materiales a través de distintas organizaciones que se dedican a facilitar ese tipo de aprendizaje y con certificaciones en diferentes instituciones. 

Debemos investigar qué se requiere para adquirir los libros, cómo podemos organizarnos para que convivan con otros niños, para fomentar su creatividad y que no se desanimen si aún no son disciplinados, y otras cosas.

A veces los sistemas de escuela en casa tienen costos en dólares y eso también debemos considerarlo en tu presupuesto. 

b.   Si decidimos inscribir a nuestros hijos en una escuela, investiguemos las cosas que son obvias y las que no lo son tanto:

¿Tienen cámaras? ¿Salidas de emergencia? ¿Protección civil aprobó las instalaciones? ¿Los maestros tienen buena capacitación? ¿Cómo son sus horarios? ¿Tienen actualizado su permiso ante la SEP o qué tipo de certificaciones tienen?  

¿Cómo manejan a los niños problemáticos y el bullying? ¿Es de esas escuelas patito que aceptan a niños que son muy problemáticos y que los expulsaron de otras escuelas? Recordemos que los pequeños son muy influenciables, y en la escuela pasan muchas horas de su día por cinco días de la semana. Y desde muy temprana edad están recibiendo bombardeos de información que podría no ser bíblica ni adecuada para su edad, ni positiva en ningún sentido.  

¿Cómo es el manejo del lunch: Cada niño lleva el suyo o cada semana las mamás se turnan para mandar para todos? ¿La escuela considera los tipos de aprendizaje de los niños o jala con todos parejo, muera quien muera en el camino?  

¿Dejan mucha tarea o poca? Porque mucha tarea no necesariamente es una señal de que es una buena escuela. Hay estudios que demuestran que es mejor que los conocimientos queden claros en clase y que la tarde se ocupe para jugar, descansar, convivir con los papás. 

4.  Distancia desde la casa y/o trabajo.

Esto es muy importante porque al menos en la CDMX padecemos mucho con el tránsito para todos lados.  

Vale la pena pensar en dónde se nos está yendo el tiempo  y sobre todo nuestro dinero al estar pagando Uber, taxi, metro, camión o en caso de que tengamos coche, la gasolina. Además de que estos trayectos nos producen mucho estrés. 

A veces la escuela que vemos como ideal, queda muy lejos de casa o de nuestro trabajo y el costo de eso puede ser muy alto.

a.    En nuestro bolsillo (por estar pagando tanto en transportes o en gasolina).

b.   En la paz mental de todos y el desgaste físico al pasar tanto tiempo en el tránsito.

c.    Al tener que levantarnos muy temprano para llegar a tiempo o para evitar la hora pico.

d.   Al tener que comer en el camino porque la tripa llora.

e.    Al tener que llegar a casa ya cansadísimos y sin tiempo para disfrutar en familia, jugar y descansar lo suficiente.

f.     Si llegara a surgir un inconveniente en el trabajo y tengamos que llegar un poco más tarde, o en una emergencia (que nuestro pequeño sufra un accidente o que haya un sismo de magnitud considerable) la distancia podría hacer que todo se complicara mucho. 

5. Costos.

Hagamos un presupuesto para ver cuánto pagaríamos en una escuela pública y en una privada, con todo y los gastos de uniformes, materiales, cuotas anuales, mensualidades (a veces son 12 al año, a veces son 10), cargos extra por pago extemporáneo, recargos por llegar tarde, actividades extracurriculares, comedor en la tarde, taller de tareas. 

Hay personas que no pueden ni de broma considerar una escuela privada porque el costo es muy elevado. Existen muchas opciones, como becas y apoyos que da el gobierno. Investiga y consideremos lo que se ajuste a nuestras necesidades y posibilidades. 

Quiero agregar un detalle importante en cuanto a este punto. 

Nuestros pequeños necesitan de nuestro ejemplo, nuestra presencia, caricias y amor incondicional. Ellos nos requieren más a nosotros que a todo el conocimiento académico que puedan obtener. 

Si tenemos que trabajar horas extra o conseguir un trabajo que nos demande mucho más tiempo y responsabilidad, ¿vale la pena robarle a nuestros hijos esas horas?  

Si tenemos que conseguir un trabajo extra para poder pagar una colegiatura que sale muy cara, que no está dentro de nuestra realidad actual, ¿suena congruente pasar tantas horas en esa oficina o en esas labores y quitárselas a nuestros  hijos? 

Por muy buena que sea la institución, estos años no se recuperan. Simplemente busquemos otra opción.  

6.  Recomendaciones.

También podemos preguntar a familiares, amigos y hermanos en la iglesia en qué escuelas van sus hijos y por qué les gusta tenerlos ahí.  

Hagamos una lista para poder ver pros y contras de las escuelas que nos convenzan, y sigamos pensando en todo tiempo en nuestras prioridades. No bajemos el estándar en cuanto a lo importante. 

Algunas escuelas incluso nos permiten pasar a una clase prueba para ver cómo se desenvuelve todo. 

En nuestro caso, cuando elegimos la escuela de nuestro hijo, la directora nos llamó para hacernos una entrevista sobre él y fue algo que nos dio mucha confianza. Nos preguntó sobre sus gustos, personalidad, si tomó leche materna, si tuvo problemas al nacer, y cómo iba su motricidad fina y gruesa, si habíamos notado algún problemas de aprendizaje, si es activo o tranquilo, y muchos otros detalles.  

Que Dios nos guíe y nos ayude a tomar siempre las mejores decisiones en cuanto a nuestros hijos. La escuela es una muy importante, pero más importante es que no sustituya nuestra presencia en sus vidas. Nada académico va a cumplir nuestro papel como mamá y papá. Y sobre todo, que conozcan a temprana edad a Jesús como el único camino al Padre, para que ante cualquier adversidad, sepan que cuentan con el Dios Todopoderoso que está de su lado, y que aprendan a amarlo, servirle y buscarlo con todo su corazón. Solo así tendrán una vida plena.


Tal vez también te interese leer:

Cero lágrimas   (Ayudar a los hijos a lidiar con el dolor)

Ser mamá cambiará tu vida    (Descubre la razón)

6 llaves prácticas para cuidar a tus hijos   (Considera estos consejos)

La mamá y la vida espiritual de los hijos    (Lee estos consejos probados para lograr que tus hijos conozcan personalmente a Dios)

59 Cualidades de una madre   (Cuáles poses y cuáles encuentras en tu mamá)

Amar con las manos   (Lo que los hijos necesitan)

Consejos para la madre soltera   (Estos te pueden ser útiles, considéralos)

Una madre instruida   (Sigue los consejos)

Cantidad y calidad  (En cuestión de hijos ambos son importantes)

Club de mamás  (Elige de cuál eres)

Anterior
Anterior

Azotada por el dolor

Siguiente
Siguiente

Cuando la disciplina no cuaja