10 claves para formar la vida espiritual de tus hijos

Foto por Diana Gómez

Esfuérzate en aplicarlas

Por Elisabeth de Isáis

Encaminar a nuestros hijos en la fe es un privilegio y una responsabilidad dada por Dios. Como madres tenemos el gran privilegio de enseñar a nuestros hijos las cosas más importantes de la vida. No siempre es fácil. 

Todos los niños tienen sus tendencias buenas y malas. A veces podemos sentir que la maldad va a ganar la batalla. Es una lucha constante para guiarlos en el camino de la verdad. Cada día tenemos la oportunidad de sembrar en sus corazones el amor y la verdad de Dios. Aquí tienes 10 ideas, nacidas de la experiencia y avaladas por principios bíblicos, para que tus hijos aprendan a amar al Señor.

1. Testimonio vivo y congruente

Los niños perciben cuándo Cristo es una prioridad en tu vida. Tus acciones y actitudes deben reflejar que Jesús ocupa el primer lugar. Tus hijos imitarán la importancia que tú le das a tu fe.

2. Experiencias agradables alrededor de la fe

Procura que el estudio bíblico familiar sea ameno, y que el momento de prepararse para ir a la iglesia y el tiempo que pasen allí sean experiencias positivas. Celebra cada pequeño logro en la fe de tus hijos y evita críticas cuando están aprendiendo a orar. La regla: Prohibido comentar acerca de cualquier oración. La salvación debe producir alegría y contentamiento

3. Enseña la oración con el ejemplo

Ora junto a tus hijos en las dificultades diarias, mostrando que el contacto sincero con Dios tiene poder. Al enfrentar pequeños o grandes retos, invítales a orar contigo y comparte cómo Dios responde a las oraciones, fortaleciendo así su confianza.

Una vez, mi hija, que estaba en la secundaria me dijo llorando que no hallaba uno de sus tenis. No aparecía por ninguna parte y ya era urgente salir a la escuela. Se me ocurrió que todos nos arrodilláramos en la sala para pedir que Dios nos revelara dónde estaba el famoso tenis perdido.

Cuando me tocó a mí, Dios me mandó la respuesta: el zapato estaba bien escondido debajo de un sillón de la sala, gracias a una travesura de nuestro perrito. La oración tiene poder.

4. Da gracias antes de las comidas con intención

Utiliza el momento de oración antes de comer para que toda la familia exprese gratitud y presente peticiones simples. De vez en cuando, canten una alabanza breve o lean un versículo. Este sencillo gesto siembra gratitud genuina en sus corazones.

5. Cuida el ambiente del hogar

Sé intencional en qué libros, imágenes, música, conversaciones y programas están presentes en tu hogar. Si hay revistas y libros seculares pero casi nada de literatura cristiana, los hijos captan el mensaje de que la fe no tiene mucha importancia. Supervisa con amor el uso de la tecnología. Habrá muchas oportunidades de proveer guía y dirección, y podremos formar una mente crítica y piadosa en los pequeños.

6. Disciplina con amor y propósito

Establece límites y enseña autodisciplina con paciencia. Recuerda corregir explicando el motivo y desde el cariño. La verdadera disciplina guía, no hiere. 

Evita descargar frustraciones ajenas en los hijos. Es importante aprender maneras saludables de liberar el estrés y el enojo para que esto no repercuta en nuestros hijos. No lo lograremos a la perfección. Sin embargo, pedir perdón cuando fallamos con un corazón sincero, obra maravillas. Así, sembramos  un ejemplo de arrepentimiento y reconciliación

7. Habla de Dios en cada oportunidad

La Ley de Dios nos manda: «Grábense estas palabras en el corazón y en la mente, átenlas en sus manos como un signo y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenselas a sus hijos y háblenles de ellas cuando estén en su casa y cuando vayan por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades» (Deuteronomio 11:18-20). Aprovechemos los momentos cotidianos para hablar del Señor: en casa, camino a la escuela y antes de dormir. Menciona lo que Dios hace en sus vidas y liga enseñanzas bíblicas a las experiencias diarias.

8. Dales un buen modelo acerca del dinero

Haz del manejo del dinero una lección de fe: permite que tus hijos vean el gozo de diezmar, ayudar a los necesitados y confiar en la provisión de Dios. En una sociedad que está obsesionada con lo material, hagamos énfasis en los valores del Reino de Dios: el agradecimiento, la generosidad y el contentamiento.

9. Invita personas que edifiquen la fe

Recibe en casa a líderes, misioneros o amigos que sean inspiración para tus hijos. Permite que escuchen testimonios y conversen con quienes puedan fortalecer su visión de una vida cristiana activa. Pero, sé prudente y protege siempre su integridad.

La madre tiene el deber de vigilar que ningún huésped, por aparentemente santo que parezca, tenga acceso a hacer daño a los hijos, incluyendo la posibilidad de abuso sexual. No seamos ingenuas. ¡El mundo actual involucra mucha maldad!

10. Fomenta la vida en comunidad

Participen juntos en las actividades de la iglesia. Motiva la amistad con otros jóvenes cristianos y la participación en grupos y ministerios. Este entorno apoya y refuerza las convicciones que cultivan en casa. Recuerda que la meta es que ellos desarrollen su propia relación con el Señor.

Recuerda que no existe la perfección; lo más importante es tu ejemplo humilde y amoroso. Los recuerdos que siembres hoy serán la base espiritual y emocional de tus hijos cuando formen su propio hogar. Que en tu casa se diga: «Aquí hay amor y fe».

«El amor cubrirá todas las faltas» (Proverbios 10:12b). Dios multiplicará nuestro esfuerzo.

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