Descubre el poder de los campamentos

Foto por G. Santiago

Un lugar que transforma vidas de forma integral

Por editorial Milamex

Imagínate ofrecerle a tu hijo la oportunidad de embarcarse en una experiencia que lo transforme desde lo más profundo de su ser. La historia que quiero contarte es un recordatorio de cómo un campamento puede ser el inicio de algo maravilloso. Uno de los asistentes de un campamento compartió lo siguiente:

«Al principio no estaba convencido. Veía a mis hermanos emocionados por ir al campamento, pero lo veía como una pérdida de tiempo. Sin embargo, algo en el programa despertó mi curiosidad, así que decidí probar. Pensé: “si no me gusta, me voy y ya está”. 

Jamás imaginé cuánto iba a cambiar mi vida en esos días. Recuerdo el impacto de las palabras de los conferencistas que nos hablaban a través de la Biblia. 

Todo ello era nuevo para mí, pero lo más interesante era que cada día que pasaba, mi espíritu se sentía más y más inquieto, produciéndose un remordimiento en mi ser que yo procuraba acallar con mis razonamientos intelectuales, materiales o técnicos, pero que caían refutados por un poder sobrenatural que yo sentía.

Mi orgullo de superioridad se tambaleaba ante el impacto de las palabras expresadas por los conferencistas. En este ambiente me parecía que algo extraño estaba sucediendo, porque todos los que nos encontrábamos allí reunidos sentíamos un gran amor los unos por los otros. 

Nuestro comportamiento tanto en los juegos como en nuestras relaciones, día a día se iba transformando de lo vulgar a lo espiritual.

Una noche, bajo la lluvia, sin importar que la gente pudiera verme, derramé lágrimas de arrepentimiento. Fue en ese momento que sentí la gracia divina transformando mi corazón».

Los campamentos ofrecen a nuestros hijos mucho más que aventuras y juegos. Son un espacio de convivencia intencional, donde cada interacción abre la puerta a nuevas amistades y lecciones sobre cómo vivir en comunidad. En este ambiente, aprendemos valores como la empatía, el respeto y el amor al prójimo.

Además, los campamentos son una pausa en la rutina, una invitación a desconectarse de los ruidos diarios y nos lleva a un sitio donde todo nuestro ser presencia algo novedoso. Eso es bueno para hallar descanso y abrir espacio para la reflexión. 

Estar rodeados de la naturaleza transforma cada momento en una ocasión para reflexionar, restaurar fuerzas y redescubrir lo que es realmente importante.

Y qué decir de la contemplación de la creación. Estar en un paisaje lleno de vida, lejos de las distracciones de la ciudad, nos ayuda a conectar con Dios de una manera más natural, pues es más fácil y bello hallarlo a Él en medio de su creación.

Un campamento no sólo es una experiencia divertida, sino también una compilación de enseñanzas que transforma vidas de forma integral. Entre dinámicas grupales, conferencias y momentos de oración, nuestros hijos están en constante contacto con la palabra de Dios, lo que permite una auto reflexión más profunda y sin interrupciones, que puede guiarlos hacia una transformación duradera.

¿Qué mejor legado podrías darles a tus hijos que una oportunidad para crecer, reflexionar y reconectar con ellos mismos y con Dios? Los beneficios de un campamento van mucho más allá de los días fuera de casa. 

Este verano, anímate a abrirles esta puerta a tus hijos. Permíteles descubrir nuevas perspectivas, formar lazos duraderos y vivir una experiencia que llevarán en el corazón toda la vida. ¡Regala algo realmente trascendental!

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