Y después del aborto, ¿qué?
Es importante revisar las causas de sus sentimientos
Por Karina Rodríguez Chiw
Ahora que se ha abierto la puerta para el aborto despenalizado en México, es hora de cuestionar acerca de lo que sucede en aquellas mujeres que deciden quitarle la vida al nuevo ser humano que llevan en su seno. ¿Pasa desapercibido en ellas un evento de tal magnitud? ¿O trae alguna consecuencia que pudiera afectar su vida?
A través de los años existen infinidad de momentos en los cuales tenemos que tomar decisiones, situaciones ante las cuales nos enfrentamos y tenemos que elegir. Muchas veces lo hacemos de forma responsable, analizando los pros y los contras. Sin embargo, otras tantas lo hacemos sin medir las consecuencias porque sentimos presión, angustia o temor.
Lo último es muy común en mujeres con embarazos en crisis. Advierte la licenciada Mary Carmen Alva López, presidente del Instituto para la rehabilitación de la mujer y la familia, asociación civil (IRMA): “Cuando tienen un embarazo inesperado, que no deseaban en ese momento, y consideran que no pueden ser madres en esas circunstancias”, es cuando deciden abortar pensando que es lo mejor y porque no encuentran otra salida, aunque en el fondo no la quieren.
Después guardan y ocultan todos los sentimientos y recuerdos dolorosos relacionados con el aborto para no pensar en ello. Tratan de hacer como si nada hubiera pasado. Piensan que nadie ha vivido una situación igual y prefieren callar, sin darse cuenta que este silencio les afecta aún más.
Cada mujer reacciona de una manera particular. Todo depende de las circunstancias que rodearon su experiencia, de su forma de ser y actuar ante situaciones varias. Muchas sufren tristeza, soledad, desesperación, insomnio, pesadillas, deseos de morirse. A pesar de haber pensado que fue lo mejor, no saben qué les pasa y tienen la sensación de ser diferentes.
Es importante revisar las causas de sus sentimientos. La licenciada Alva señala que muchas veces puede ser por una de estas tres razones:
Causas
1. La experiencia que tuvieron fue traumática y les cuesta trabajo reconocer que les ha dolido y que quisieran que no hubiera pasado.
2. Están arrepentidas y sienten un profundo dolor, pero ya no pueden volver atrás y esto hace que su vida cambie radicalmente.
3. Están convencidas de que aunque no fue agradable, fue lo mejor que pudieron haber hecho, pero a la vez sienten enojo o ira y les cuesta trabajo concentrarse y relacionarse con otras personas.
No deben ocultar los sentimientos y recuerdos que las lastiman, ya que a la larga, eso puede ocasionar problemas mayores. Incluso sin saberlo, podrían estar viviendo el Síndrome Postaborto.
Nadie puede saber con exactitud cuáles son las motivaciones internas o externas que dirigen la acción de una mujer que decide abortar. Por lo tanto, no se le puede ni debe juzgar.
Las consecuencias
Realizarse un aborto va más allá de una decisión mal tomada. Implica un cambio total de vida emocional y física en la mujer que se lo practica, así como también para quien la acompaña en el proceso y para quienes viven con ella, como el esposo o compañero, hijos, familiares y/o amigos cercanos.
Además de las complicaciones físicas que sufren algunas mujeres que han abortado, la mayoría atraviesa por crisis psicológicas o emocionales. Esto es porque consciente o inconscientemente, llega un momento en el que se da cuenta de que se deshizo de su propio hijo (deseado o no), que murió y seguramente sufrió. Por otra parte, sabe que nunca tendrá un hijo que lo supla. Esta reflexión puede suceder inmediatamente después del hecho, o incluso años más tarde: uno, cinco, diez o más.
Sin embargo, a veces los trastornos psicológicos o emocionales se asocian a otra problemática que han vivido, como una forma de evasión, racionalización o negación, quizá para evitar un sentimiento de culpa, arrepentimiento o daño mayor posterior.
Algunas investigaciones señalan que sólo después de desarrollar una profunda relación de confianza con su terapeuta, muchas mujeres revelan el daño tan profundo que les ocasionó el haber abortado. Y es que la angustia que provoca, puede permanecer oculta y sin resolver debido a la magnitud del sentimiento de culpa. Cuando una mujer permanece en silencio, incluso con ella misma, sólo agudiza su dolor, lo que puede acarrearle problemas psicológicos extremos.
Es entonces cuando surge el Síndrome Postaborto*, con las consecuencias físicas, emocionales, sociales y espirituales que se viven después de haberse practicado uno o más abortos.
El duelo por un hijo abortado es el conocimiento de una pérdida valiosa, más allá de un mero sentimiento de tristeza, depresión o culpa.
Una esperanza
Señala la licenciada Alva López que después de un aborto es importante:
1. Reconocer lo que está pasando, no negar lo que sucedió. Expresarlo verbalmente, porque cuando se callan situaciones dolorosas, tarde o temprano se convierten en una enfermedad física de la mente, del corazón o de la visión que se tiene de la vida.
2. Buscar ayuda profesional.
3. Aceptar lo que sucedió en su justa dimensión. No mirarse como el peor monstruo, no condenarse, no culparse. No solo quien vive en carne propia el aborto es responsable. Hay que ver quiénes participaron y reconocer la parte que cada uno tenía. Reconocer los errores propios, pero en compañía de alguien que le ayude a entender y a analizar la situación, a aceptarla, a perdonarse a sí misma y a quienes también estuvieron involucrados.
4. Reconocer que la herida que dejó el aborto duele, enoja, entristece, avergüenza y lleva a un arrepentimiento. Es importante asumir todo esto pero en su justa medida, no cayendo en un juicio extremo. Solo así la herida sanará.
5. Hacer un nuevo plan de vida. Ver que aún existe otra oportunidad y que es importante seguir adelante.
Cómo ayudar a otras
Para tratar con personas con esta problemática, cuatro consejos:
1. Escuchar con compasión.
2. No juzgar.
3. Referir a la persona con alguien que pueda darle ayuda profesional, recordando que las menos indicadas para ayudar son las personas más cercanas emocionalmente.
4. Ayudar a la persona a dar el gran paso de aceptar y reconocer lo que sucedió y pedir ayuda, lo cual representa más de la mitad del camino resuelto para recuperarse.
* Síntomas del Síndrome Postaborto (SPA)
1) Trastornos de comunicación y relación interpersonal
· Agresividad
· Irritabilidad
· Poca tolerancia a la frustración
· Incapacidad para mantener relaciones duraderas
· Ruptura de la relación con el padre del bebé
· Rechazo a la figura masculina
· Rechazo al compromiso
· Trastornos en la alimentación, ya sea exceso o pérdida de apetito, anorexia, bulimia
2) Trastornos neurovegetativos
· Malestares abdominales
· Dolores de cabeza
· Mareos
3) Trastornos sexuales
· Pérdida o disminución de la energía sexual
· Frigidez
· Promiscuidad
4) Trastornos del sueño
· Sueños recurrentes
· Pesadillas
· Insomnio
· Dormir demasiado
5) Trastornos de tipo obsesivo
· Ideas recurrentes de muerte
· Reproches a sí misma
· Sentimiento de culpa
· Evitación de pensamientos o sentimientos en relación al aborto
· Revivir el trauma
· Evitar situaciones que recuerden el aborto
6) Trastornos de tipo depresivo
· Pérdida de interés por la vida
· Tristeza continua
· Llanto frecuente
· Angustia
· Ansiedad
· Ideas o intentos suicidas
7) Trastornos típicos
· Síndrome de aniversario
· Hijo sustituto
· Maltrato a hijos previos
· Sobre protección a hijos posteriores
La buena noticia es que Dios está dispuesto a perdonar nuestros pecados, si tan solo le pedimos perdón y ponemos nuestra fe en el Salvador. «La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado», promete la Biblia en 1 Juan 1:7. El Salmo 34:6 testifica: «Este pobre clamó, y lo oyó Jehová y lo libró de todas sus angustias».
Tal vez también te interese leer:
El aborto, ¿solución o peligro? (considera las alternativas a este tema)
Células madre, una esperanza de vida para tu bebé (Conoce más de este tema)
La vida antes de nacer (¿Sabías que los primeros nueve meses de tu vida son los más importantes de tu existencia?)
El secreto de la paz de Dios (Esta historia te aclara más sobre la paz de Dios)
El toque divino que hace la diferencia (Cada historia es especial y la nuestra no es la excepción)
¡Está conmigo! (¿Quién es tu fortaleza en los tiempos difíciles?)