Serie: Ánimo para mamás de niños pequeños. (Parte 1)
Mamás, lo estamos haciendo bien, (aunque no lo parezca).
Por Paola del Castillo
Ser mamás de niños pequeños es hermoso, pero también abrumador. ¿Alguna vez nos hemos preguntado si estamos haciendo lo suficiente o lo correcto? ¿Si estaremos echando a perder a nuestros hijos? No estamos solas.
La maternidad viene con dudas, cansancio extremo y momentos en los que sentimos que no damos el ancho. En esos momentos recuerdo lo que me dijo una líder espiritual: «Tú eres la mamá que Dios le dio a esos pequeños. No les dio a otra. Sólo a ti. Tú eres la persona más capacitada para atender sus necesidades únicas. Él te guía».
Como cristianas, debemos buscar lo que es mejor para nuestra familia, y Dios es nuestro consejero, refugio y fuente de sabiduría. En Él podemos descansar y también disfrutar esta maravillosa y loca etapa.
La maternidad dista mucho de ser una ciencia exacta. Sin embargo, con los años vamos aprendiendo algunos principios de sabiduría en los que podemos anclarnos para no sólo sobrevivir sino vivir plenamente esta temporada:
1. Cuidemos nuestra relación con Dios
La mejor manera de cuidar a nuestros hijos es comenzar por nosotras mismas. Como mamás, es fácil dejar en último lugar nuestro tiempo con Dios, pero conectarnos con Él nos llena de fuerza y sabiduría. Si Él no edifica nuestra casa, todo nuestro esfuerzo será en vano, como lo dice el Salmo 127:1.
¿Cómo hacerlo?
Leer la Biblia: Aunque sea un versículo al día, dejemos que la Palabra de Dios nos aliente. Algunas mamás escriben versículos en tarjetas y los ponen en la cocina o los guardan en el bolsillo para leerlos durante el día.
Devocionales breves: No necesitamos horas de estudio, hay lecturas cortas que pueden nutrirnos. Las opciones son interminables, existen muchas opciones en la app de la Biblia de YouVersion, otros que llegan directo a tu correo electrónico e incluso algunos disponibles en versión audio que te guían a través de una Lectio Divina.
Música cristiana y pódcasts: Mientras limpiamos o manejamos, rodeémonos de contenido que edifique nuestra fe y nos apunte a Jesucristo. En definitiva, nos beneficiaremos de esos recordatorios constantes del amor y gracia de Dios hacia nosotras y nuestros pequeños. Pódcasts como Un Hogar Intencional y Dime Mamá, de radio Milamex, serán el perfecto acompañante para las tareas del día a día.
2. Recordemos que nuestros esposos también existen
En medio del caos de pañales y desvelos, la relación de pareja puede quedar en pausa, pero el matrimonio necesita cuidado.
Ahorita vemos muy lejos ese momento, pero los chiquitines dejarán de depender de nosotros. ¡De veras! Van a crecer, y tendrán sus propias vidas, familias y prioridades, y entonces quedaremos de nuevo con el compañero que elegimos, para vivir una etapa diferente ya con el nido vacío. No queremos convertirnos en unos extraños bajo el mismo techo. Sigamos siendo y haciendo equipo.
¿Cómo hacerlo?
- Orar por él y con él, aunque sea una breve oración antes de dormir o de salir al trabajo.
- Mandarle un mensaje de ánimo o un versículo en el día. Un simple «estoy orando por ti» puede alegrarle el día a nuestra pareja.
- Planear momentos juntos. Ver una película cuando los niños duerman, organizar una cita en casa o fuera si contamos con el apoyo de los abuelos u otras personas de mucha confianza que cuiden a los pequeños.
- Platicar abiertamente sobre lo que nos preocupa, lo que nos hace felices, haciendo planes y buscando oportunidades para servirnos el uno al otro y para crecer como pareja.
3. No nos aislemos: busquemos apoyo
No fuimos diseñadas para hacerlo todo solas. Dios nos creó para vivir en comunidad, para apoyarnos y caminar juntas en esta etapa de la vida.
- Pidamos ayuda: No es señal de debilidad, es sabiduría. Si tenemos familia o amigas dispuestas a apoyar, aceptémoslo con gratitud. Podemos recibir ayuda en los quehacer de la casa, en los mandados o simple compañía para ir a un lugar. Siempre es una bendición, tanto para los bebés como para los que nos apoyan, porque disfrutan ese tiempo con ellos.
- Busquemos información confiable: Existen muchos libros, contenido en internet y redes sociales que nos pueden orientar sobre el desarrollo de nuestros hijos: métodos de alimentación, técnicas para manejar los berrinches y mucho más. Examinemos bien cada consejo, tomemos lo bueno. No tengamos miedo de cambiar la estrategia si algo no funciona.
- Pidamos consejo, pero recordemos que no podemos vivir complaciendo a otros. En absolutamente todos y cada uno de los temas concernientes a nuestro papel como madres, encontraremos opiniones opuestas. Ante todas estas opciones, recuerdo muy bien el consejo de un amigo: «A todos dales las gracias, pero haz lo que tú consideres adecuado».
- Sigamos teniendo amigas: Seamos intencionales en mantener una relación con nuestras amigas y hermanas en Cristo. Dejemos que nos apapachen, que nos escuchen, que se rían con nosotras y que oren por nuestras necesidades. Dios siempre proveerá de gente fabulosa que nos eche la mano y que se adapte a nuestros nuevos horarios y necesidades porque tenemos una criaturita en brazos.
Ser mamás es un llamado hermoso y desafiante, pero no estamos solas. Dios nos equipa, nos fortalece y sigue proveyendo para nosotras la gracia necesaria para cada reto. Confiemos en Él.
Adaptado del capítulo Ánimo para mamás de niños pequeños del libro Mujer, renuévate.
Sé una buena semilla. Los cuentos siempre dejan enseñanzas, en éste te damos algunas ideas para llegar a ser una planta que dé fruto abundante. Florece ahora