Serie Consejos de vida: No te dejes llevar por las apariencias
El Señor no ve las cosas de la misma manera que nosotros. Dios mira el corazón
Por Sally Isáis
«Julieta es una presumida. Se cree mejor que los demás solo porque tiene chofer y cosas más bonitas que todas las demás. No entiendo por qué insiste en querer ser mi amiga. Yo, con ella, no quiero andar», dije con voz entrecortada.
Mi mami volteó a verme con esos ojos que dicen más que las palabras y dijo: «No juzgues, chula. En verdad no la conoces y te recuerdo que no debes dejarte llevar por las apariencias. ¿A ti te gustaría que pensaran y hablaran mal de ti, sin siquiera conocerte? Invítala a comer», ordenó tajante.
La orden era irrefutable y yo lo sabía. Lloré enojada un rato y por fin decidí que entre más pronto viniera a comer, más pronto podría dejar de hablarle y seguir con mi vida sin la sombra de esa horrible compañera de salón.
Al otro día la invité a comer y para mi gran sorpresa, sus ojos se humedecieron un poco al contestar: «¿En serio? ¿Quieres que vaya a comer a tu casa?».
Resultó no ser tan desagradable como yo pensaba, incluso era linda. Tenía un gran sentido del humor y la pasamos muy bien. Terminamos siendo buenas amigas. Al conocerla mejor, descubrí a la verdadera Julieta: introvertida, inteligente, solitaria y deseosa de ofrecer su amistad y ser correspondida.
¿Cuántas veces juzgamos por las apariencias sin saber en realidad lo que hay de fondo?
La Biblia habla de Samuel, aquel gran profeta al cual Dios le pidió que fuera a ungir al nuevo rey de Israel. El relato está en 2 Samuel capítulo 16. El profeta vio a Eliab, que tenía buen parecer y dijo: Este es. Pero Dios, tenía otros planes y le respondió:
«No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado».
El Señor no ve las cosas de la misma manera que nosotros. Dios mira el corazón.
No nos dejemos llevar por las apariencias. Busquemos más allá de lo superficial. Tal vez nos llevemos una gran decepción cuando las personas resulten no ser tan maravillosas como parecían. Pero también nos puede sorprender el descubrir amistades que son en realidad sinceras, fieles y una buena influencia en nuestras vidas.