El día de muertos y el Dador de vida (Parte 3)

Fotos Irais Téllez y Cynthia Ramírez

Una historia más…

Por Cynthia Ramírez de Rodiles

Tatuajes, Catrina y Jesús

«¡Voy a dejar de fumar esta semana!». Nos dijo con naturalidad. Después de participar muchas veces en nuestros tiempos semanales de reflexión con los mochileros, lo animamos y le dijimos: «¡Hazlo!”». Para nuestra sorpresa, dijo que sí. Una semana después, había dejado de fumar. Estábamos asombrados. Los soldados alemanes jóvenes son personas comprometidas, eso es seguro.

Una semana después, nos conmovió mucho con un anuncio: «¡Voy a encontrar a Dios!» ¿Qué respondes a eso? Encontró un libro, que nunca supimos de dónde salió, titulado Cómo Encontrar a Dios, que en realidad era un Nuevo Testamento. Su corazón cambió desde adentro, algo se abrió, alzó la vista y su mirada era diferente. El objeto de su afecto y contemplación había cambiado. Estaba dispuesto, y desde luego, Dios se le reveló. 

Lo maravilloso de esta historia es que él había venido a México por las celebraciones del Día de Muertos. Durante tres meses, asistió cada lunes con su tatuador durante cuatro horas para trabajar en su más reciente diseño inspirado esta celebración, el cual terminó cubriendo sus dos brazos, su pecho y parte de su espalda. Catrinas por todas partes, flores, fantasmas, brujas y cráneos. Muchos cráneos. Algunos estaban bonitos.

Después de su travesía por las Escrituras, cuando finalmente estaba listo para decir «Jesús, creo», preguntó: «Entonces, ¿ahora qué hago con todos mis tatuajes?». Ya que, literalmente, mientras se tatuaba símbolos de muerte en su cuerpo, estaba abriéndole su corazón a Jesús.

Vino a celebrar la muerte y en lugar de eso, recibió vida. 

Mi opinión

No creo que un día enfocado en la muerte, que está tan lleno de sincretismo, sea la mejor invitación, para mí, para recordar a mis familiares. Amamos los cumpleaños y las fechas importantes como momentos para recordar. En lo personal, valoro el enfoque judío de lamentarse en comunidad y en mi familia tenemos tradiciones instituidas alrededor de esto.

Como alguien que tiene un corazón para las misiones y amante de la cultura, creo que hay maneras en las que Dios se revela a sí mismo a todas las personas del mundo. Sé que Él puede redimir todas las cosas y que está interesado en encontrarse con las personas en donde estén, hablando su idioma y mostrándose de forma única a cada cultura. 

Asimismo creo que parte de esa transformación implica una renovación  de lo que se ha hecho mal y se ha distorsionado, pues solo Jesús lo puede corregir. La historia de México está llena de oscuridad y quebrantamiento. Esta celebración no es la excepción.

El ladrón de la vida ha ganado muchas pequeñas batallas en nuestra historia y en la de nuestros amigos. Pero al final, solo Dios ganará esta guerra e incluirá desmantelar los reinos falsos.

Me gusta comer pan de muerto, pero no se lo ofrezco a mi abuela difunta para que ella lo disfrute. Las flores son hermosas, pero no solo ese día, ¡sino todo el año!

No se me antoja comer un chocolate en forma de calavera. Desearía que las calaveras no fueran un elemento tan importante de la historia mexicana. No me interesa la forma en la que comer una lo «normaliza». Sé que suena muy extremo, pero un clavado rápido a la historia te lo pone en perspectiva. 

Hay cráneos reales de miles de bebés sacrificados a dioses falsos en las pirámides de Teotihuacán, las cuales visito cada vez que un turista viene a la ciudad. Normalmente me detengo a tomar café y me salto esa parte del recorrido. 

Intento no juzgar a otros, pues tengo amigos creyentes en  Jesús que eligen participar de esta festividad. Mis límites radican en qué tradiciones entran a mi hogar y a mi comunidad de fe. Estoy segura de que cuando tenga hijos me esforzaré mucho en celebrar al Dador de vida con ellos, con todo lo que eso conlleva.

Esta es una serie de tres artículos. Te invitamos a leerlos todos.

Traducido y adaptado de: Day of the Dead and the Giver of Life 

Publicado el 2020 en Soy mujer

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