Orden en el hogar

Foto por Abigail Eager

Consejos probados

Por Gina Raudry de Almazán

¿Con qué batallamos más cuando nuestros hijos son adolescentes? La mayoría nos quejamos porque no quieren ayudar en las tareas del hogar. Tal parece que ni siquiera arreglan su recámara. Nos desgastamos dando órdenes con regaños, castigos o prometiendo premios, pero no sirve de nada.

¿Qué hicimos mal? Nos preguntamos seguros de que no les dimos ejemplo de ser sucios y desordenados. Es cierto, pero tampoco fuimos intencionales en enseñarles a limpiar y ordenar sus pertenencias.

¿Qué y cómo lograrlo?  En esta Tarde con la Abuela, compartiremos algunos consejos probados por las abuelitas que podemos poner en práctica.

En primer lugar tenemos que pedir la sabiduría de Dios para hacer que el trabajo sea divertido y no una carga. Usemos el juego para enseñar la importancia del orden.  Este método de enseñanza es muy atractivo para los niños. Asocian la responsabilidad con algo divertido y no con experiencias traumáticas. Jugando aprenden lecciones invaluables para toda la vida. Esta lección es útil para niños de dos a diez años.

Preparativos.

Busquemos la lección de La Creación con dibujos, en la Biblia ilustrada.

Si usamos tecnología, busquemos un documental de animales. Debe ser de un tiempo adecuado a la edad de los niños. No más de 15 minutos.

Preparemos un premio especial como helado o palomitas. Los niños deben saber que la premiación será al final. Cada equipo acumulará puntos por participar y poner atención. Preparemos premios de consolación.

Comencemos invitándolos a jugar. Debemos ser muy entusiastas, para hacer que los niños se animen a participar.

En la habitación de los niños (o en su cuarto de juegos si lo tienen), saquemos de su lugar: zapatos y juguetes. Desarreglemos la cama. Si hay varios niños, hagamos dos equipos. Si solo es uno, que invite a un amiguito. Pongamos el desorden en dos partes para que cada equipo se encargue de poner todo en su lugar. El primero en terminar, gana el primer encuentro.

Ahora que vuelvan a desacomodar todo y a hacer lo mismo pero con un solo brazo. Tengamos listos paliacates o mascadas para inmovilizar primero el brazo izquierdo. En el siguiente turno, será el derecho. Y por último lo harán con los ojos tapados. En este último si son pequeños, podemos disminuir la cantidad de objetos.

Aplicación.

Para este momento estarán muy cansados. Tengamos lista una jarra de limonada o naranjada. Ahora a sentarnos todos juntos en un lugar cómodo para platicar lo que aprendieron.

Preguntemos: ¿Por qué es importante que todo esté en su lugar? Demos tiempo para que ellos respondan.

  1. Porque así encontraremos rápido lo que necesitamos.

  2. Siempre veremos nuestra casa ordenada.

  3. Si está obscuro no tropezaremos con nada que nos lastime.

  4. Es incómodo estar en un lugar sucio y desordenado.

  5. Nos sentimos felices en un lugar limpio y ordenado.

  6. Lo más importante es que a Dios le gusta el orden.

  7. Otro

Preguntemos: ¿Qué historia de la Biblia nos enseña que a Dios le gusta el orden? Esperemos a que ellos respondan. Si no lo hacen ayudémosles con la respuesta: La creación de este mundo.

Dios puso todo en su lugar cuando estaba en desorden, y comenzó a crear la vida. Escribamos en una cartulina lo que Dios hizo cada día de la creación (Génesis capítulo 1, versículos 1 al 31).

Preguntemos: ¿Qué hubiera pasado si antes de hacer la hierba, hubiera creado a los animales? ¿Y si hubiera creado las ballenas antes que el mar?

Dios es muy sabio, hizo que todos los animales estuvieran muy contentos desde el principio, porque todo lo hizo en orden. Cuando el jardín del Edén estaba terminado, creó al primer hombre Adán y le dio una esposa que se llamó Eva. Ellos se sintieron muy felices en su nuevo hogar, porque todo estaba en su lugar. Dios les dio la orden de cuidarlo para que siempre estuviera hermoso.

Preguntemos: ¿Qué cosas hay en nuestra casa que tienen un orden? En cada hogar, las cosas se organizan de forma especial. Llevémoslos a cada parte de la casa para explicarles cómo está organizado y por qué. Como ejemplo usemos el baño: el lugar del papel higiénico, las toallas, los cepillos de dientes y la pasta. Aprovechemos para enseñarles cómo cepillarse los dientes y volver a poner todo en su lugar. Mostremos cómo se pone un nuevo rollo de papel higiénico, si ven que se termina el anterior. Recorramos con ellos los lugares que queremos que ellos aprendan a ordenar.

Podemos repetir con ellos varias veces: «Todo sale de su lugar cuando lo usamos, pero una vez que terminamos vuelve a su lugar».

Todos los adultos que vivimos en la casa, debemos estar listos cada día, para darles el ejemplo de poner todo en su lugar y así afirmar la enseñanza.

Tomado de la revisat Prisma 43-3, mayo-junio 2015

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