Meditaciones de uno de los magos
Quién sabe dónde debemos buscarlo, aunque supongo que estará en el palacio del rey
Por Roberto Waguespack
¡Allí está otra vez, allá encima de Jerusalén! No nos equivocamos cuando vimos la estrella por primera vez en nuestro pueblo en el Oriente. Nuestras interpretaciones fueron correctas. ¡No puedo creer que haya sido tan sencillo!
Piscis, que marca el fin del curso antiguo del sol y el principio de su nuevo curso; Júpiter, el planeta real y Saturno, nuestro símbolo para Israel, se unieron todos juntos y fui yo quien sugerí que quizá significaba que un gran rey iba a nacer entre los judíos en Israel. Fue increíble, pero los demás estuvieron de acuerdo y juntamos nuestros regalos de oro, incienso y mirra para iniciar el viaje rumbo a Israel.
Sé que el oro es para reconocer la realeza del rey. El incienso puede ser usado en una ceremonia de coronación. Pero, ¿la mirra? No sé para qué será usado, porque normalmente se ocupa en el proceso de embalsamar a los muertos.
Hace tiempo los otros iban a desistir del viaje porque la estrella desapareció por un tiempo. Pero entonces hace como dos meses la volvimos a ver. Sí, íbamos en la dirección correcta. ¡Allí está ahora frente a nosotros! Es magnífico, maravilloso.
Quién sabe dónde debemos buscarlo, aunque supongo que estará en el palacio del rey. Allí preguntaremos y sin duda nos informarán, porque nadie en mi largo linaje de sacerdotes jamás ha emprendido un viaje así como este y no existen precedentes. Me pregunto qué va a suceder con nuestra búsqueda... y si nuestros regalos serán bien recibidos por los que atienden al nuevo rey.
Tomado de Una nueva mirada a la Navidad, Milamex Ediciones.