Medio Metro de más

Foto por Paola del Castillo

¿Qué se siente?

Por Enid Madai Chávez Argott

A veces me parece que es medio metro de estatura lo que nos estorba. Tal pareciera que con ese medio metro aprendimos a fruncir más el ceño y se nos olvidó reír a carcajadas. A la par de ese medio metro aumentaron los afanes, las ocupaciones y las preocupaciones, y olvidamos lo fácil que era descansar plácidamente y disfrutar de la creación. 

Medio metro más, que nos es útil para relacionarnos con mucha gente «importante» pero muy estorboso para mantener una charla sin pretensiones con el Creador. Medio metro extra, que nos hace indignarnos por la ropa que ya no nos queda, o que ya no está a la moda cuando antes, poder salir a correr y jugar era suficiente motivo para estar agradecidos, sin importar si el atuendo era, a veces, exageradamente grande y mucho menos si combinaba con lo demás. 

Medio metro más abajo era más fácil maravillarnos, amar, dejarnos amar, abrazar, creer, agradecer, confiar y dejarnos caer, si acaso había unos brazos fuertes para atraparnos. Ahora es tan sencillo rendirnos o dejarnos ahogar en nuestros problemas, cuando hace medio metro solíamos confiar en el poder de Aquel que abría el mar para dejar pasar a un pueblo entero. 

Hoy, con 50 diminutos centímetros de más, sentimos tener el derecho de pedir pruebas y poner las palabras de Dios en tela de juicio, cuando hace sólo medio metro bastaba con saber que él lo decía para creer que era verdad. Hoy nos sentimos tan grandes y tan autosuficientes. Hace tan solo medio metro, éramos capaces de ver al Señor como el invencible, poderoso gigante que en realidad es. 

 «Y (Jesús) dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos» (Mateo capítulo 18, versículo 3).

Tomado de la revista Prisma 42-1

Anterior
Anterior

Facebook y la fe

Siguiente
Siguiente

Sin Palabras