La importancia de un tratamiento para el asma
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Por Karina Rodríguez Chiw
El asma es una de las enfermedades respiratorias más frecuentes; se estima que trescientos millones de personas en todo el mundo la padecen y su presencia en la población infantil crece día con día.
Aunque no tiene cura, si es diagnosticada y se establece un tratamiento que permita manejar la enfermedad, la calidad de vida del paciente será mucho mejor.
¿Qué es?
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que se manifiesta con una reacción exagerada ante ciertos factores de riesgo lo cual provoca inflamación y obstrucción que impide el paso del aire.
«Sus principales síntomas son: tos, silbido o ronquido en el pecho, sensación de falta de aire y de dolor u opresión en el pecho. A veces algunos niños con asma no presentan falta de aire, sólo tos; existe un 15 % cuyo único síntoma es la tos», afirma el Dr. Carlos J. Báez Loyola, Alergólogo Inmunólogo.
«Mientras que hay otro grupo a los que «no se les percibe el silbido o ruido en el pecho, sólo se los detecta el médico cuando acuden a consulta porque tosen mucho y las flemas los hacen vomitar», señala el especialista.
¿Qué la provoca?
Se considera que las causas pueden ser una combinación de factores, tanto ambientales como genéticos. En general «hay un elemento hereditario importante, el 70% u 80% de los casos de asma tienen esa característica o sensibilidad en la familia. Y el otro 20% o 30% lo adquieren por cuestiones del medio ambiente», advierte el Dr. Báez Loyola. De acuerdo con el especialista existen dos tipos de asma:
Asma alérgica. En los niños es la más frecuente. El ochenta por ciento de los casos que existen de asma son de este tipo. Los síntomas se presentan ante ciertos alérgenos como: «el polvo casero o el ácaro del polvo, el polen, el moho, la humedad de las casas, cucarachas, el humo del cigarro, los hongos o el pelo de ciertos animales como el gato, el perro, los caballos...». Otros factores desencadenantes pueden ser el aire frío o una emoción extrema de enfado o miedo.
Asma no alérgica. Es resultado de una sensibilidad de las vías respiratorias ante cambios de temperatura, el ejercicio físico y la obesidad en la adolescencia (sobre todo en mujeres). La mayoría de los casos de este tipo son originados por infecciones respiratorias provocadas por virus, los más comunes son los rinovirus. «Con frecuencia las infecciones virales son un factor desencadenante del asma en niños menores de 3 años», señala el médico.
En los pacientes con asma generalmente las dificultades para respirar ocurren de forma periódica y los síntomas varían en ellos. Cuando se presentan se le llama crisis asmática, también conocida como ataque, episodio, o exacerbación de asma.
Su diagnóstico
Es clínico, es decir que «con base en los síntomas que presenta el paciente como tos recurrente (más de dos o tres veces por año y que no se le quita) y silbido en el pecho, el médico se da cuenta que tiene asma. Y es que la tos es un síntoma de alarma y nos hace pensar que no se trata sólo de un cuadro gripal o de una infección, sino que es un síntoma de esta enfermedad». En niños mayores de seis o siete años de edad, el médico puede apoyarse con un estudio llamado espirometría «que es una prueba funcional respiratoria, en la que el pequeño sopla en un aparatito conectado a una computadora y en ella se determina cómo está su función respiratoria y pulmonar».
Aunque no tiene cura
El asma se puede controlar y evitar las crisis con:
Educación: un niño con asma debe «conocer su enfermedad al igual que su familia, e incluso sus cuidadores y los maestros de su escuela. De esta manera sabrán cómo manejarla» comenta el especialista.
Medidas ambientales: se debe «evitar que el niño entre en contacto con los factores desencadenantes que le provocan alergia como el humo del cigarro, el polvo, el polen, las mascotas. . . Y tratar de mantener limpia la casa y deshacerse de tapetes y muñecos de peluche para reducir el desarrollo de ácaros; es importante señalar que este tipo de cuidados ambientales debe ser individualizado, ya que cada niño es alérgico a diferentes cosas».
Medicamentos: existen dos tipos: los de alivio rápido o rescatadores, como los broncodilatadores que funcionan para rescatarlo de una crisis. Se usan por vía inhalada u oral. El mejor «es el que se da por vía inhalada ya que llega directa y rápidamente al sitio en donde está el problema». Y en los casos en que «el bronquio se cierre demasiado por la inflamación y no sólo por los espasmos, se recomienda un anti-inflamatorio. Generalmente se usa algún derivado de la cortisona pero sólo unos cuantos días hasta abrir el bronquio, después se controla con un tratamiento de mantenimiento». A veces se recetan terapias combinadas, en las que un mismo dispositivo incluye dos medicamentos: un broncodilatador de acción prolongada y un anti-inflamatorio corticoide inhalado; los cuales «ayudan a mejorar la función respiratoria y mantienen al paciente libre de síntomas».
El tratamiento farmacológico debe ser gradual y estar diseñado para alcanzar y mantener el control de la enfermedad.
Para un tratamiento integral
Se recomienda la inmunoterapia, que es «un tratamiento con vacunas para quienes tienen asma provocada por alergia. Al momento de sensibilizar con las vacunas a un paciente que es alérgico al gato o al polvo, perderá esa sensibilidad y dejará de tener síntomas«. Existen dos vías: la clásica que es una inyección subcutánea una vez por semana. O la sublingual, en la que se aplican gotitas debajo de la lengua; al principio a diario y después cada tercer día. Ambas deben aplicarse como mínimo de 1 a 3 años.
«A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni se da el tratamiento adecuado; esto genera una importante carga para los pacientes y sus familias, y puede limitar las actividades del paciente durante toda su vida. Organización Mundial de la Salud» (OMS).
Para tomar en cuenta
No porque las alergias no tengan cura debe dejarse que los niños sufran los síntomas de manera permanente. Es necesario un diagnóstico temprano para darles un adecuado tratamiento. Esto es menos doloroso y traumático, e incluso más barato que cuando ya existe una complicación. Y sobre todo es importante terminar los tratamientos, si no habrá crisis frecuentes.
Algunos niños con formas moderadas de asma superan sus síntomas con los años.
Tomado de la revista Prisma 42-6