El impacto neurológico de una madre amorosa
No olvidemos que siempre será un reto ser madre
Por Anita Bautista
Tuve la oportunidad de asistir a un Congreso para Padres que se llamó: El Reto de ser Padres Hoy y las Neurociencias. La Dra. Ana Serrano, mostró la tomografía de un bebé que ha tenido un vínculo afectivo fuerte con su madre (abrazos, estimulación de contacto visual y afectivo) y la de un bebé que vive un ambiente de abandono y violencia en donde no hay vínculo materno.
Fue impresionante ver el impacto a nivel neurológico, ya que esas carencias de amor y afecto evitan que sus neuronas se interconecten, que su cerebro crezca, que sean capaces de aprender y de desarrollar su potencial. Esto a la larga genera violencia.
El cerebro y la cara de los dos bebés eran diferentes. El bebé que había tenido el vínculo materno, tenía un cerebro más grande, con más interconexiones. Sonreía y tenía paz. El otro tenía un cerebro más pequeño, con pocas interconexiones. Su cara no tenía expresión y sus ojos no tenían brillo. Se veía deprimido y enojado. La Dra. Serrano, aseveró: «Lo que ahora vemos en nuestra sociedad, los asaltos, secuestros y asesinatos, lo hacen los niños que hace 18 o 20 años, no tuvieron un vínculo materno. No fueron amados, abrazados y cuidados por una mamá».
Cuán importante es una madre presente y amorosa para un bebé. Ahora tenemos tantas distracciones con la tecnología, el celular y la necesidad de estar informadas, que perdemos esos momentos de vínculo. La ocasión de mecerlos, abrazarlos, y cantarles una canción de cuna que tanto bien le hace a un bebé.
No olvidemos que siempre será un reto ser madre. Tenemos muchas actividades y compromisos, pero ellos sólo serán niños una vez en la vida y nos necesitan. La Biblia habla de Jocabed y Ana, quienes invirtieron en sus hijos los primeros años e impactaron su vida con los principios de Dios y el amor incondicional.
Tomado de la revista Prisma 43-2