«El español es la lengua para hablar con Dios» —Carlos V

Foto por Diana Gómez 

Foto por Diana Gómez 

Por Celia Merlos 

Nuestro idioma es diacrónico, es decir, cambiante a lo largo de los años. Prueba de ello en la Iglesia cristiana evangélica es la Biblia versión Reina Valera 1909 comparada con la de 1960 o más aún con la versión 1995. 

Así memoricé el Salmo 23 a los siete años: «En lugares de delicados pastos me hará yacer… guiaráme por sendas de justicia por amor de su nombre». 

Con el tiempo y leyendo la Biblia con más conciencia, he reflexionado en ciertas palabras que he tenido que explicar en mis clases de escuela dominical: concupiscencia, disensiones, disolución, inicuo, iniquidad, longanimidad, misericordia y benignidad, entre otras. 

En la actualidad y con varias versiones de la Biblia a la mano, he disipado las dudas acerca de muchos conceptos de los que no tenía muy claro el significado.  

La realidad es que el mensaje de fondo de la Palabra de Dios no cambia. De Génesis a Apocalipsis Dios muestra su amor y nos revela a su Hijo y nuestro Salvador: Jesucristo. 

La Biblia en español es hermosa, especialmente la versión 1960 con la que he crecido. Concuerdo además con una difundida idea, generalmente atribuida a Carlos V: «El español es el idioma para hablar con Dios».

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