Carta al esposo no conocido
Esta confianza en Dios de encontrarte algún día se ha vuelto la mejor espera
Por Marina Esquivel
A quien corresponda:
Debes saber que desde que nací mis padres han orado por ti y desde entonces lo hacen cada noche. La esposa de mi pastor pide que en cuanto te vea pueda reconocer que eres tú. Mi mejor hermana en la fe, en oración desea que tú y yo vivamos esas historias de amor que son de testimonio e impactan a los demás. Diferentes personas que me quieren y que me han visto crecer también han orado por tu vida y tu corazón. Y qué te puedo decir de mí: ¡Ya quiero que llegues para iniciar la mejor aventura de mi vida!
Esta confianza en Dios de encontrarte algún día se ha vuelto la mejor espera de todos los tiempos, porque sé que lo vale por completo. No es como esperar que llegue la pizza, ni estar formada en la fila del banco. Esto define el mayor propósito para el cual fui diseñada por nuestro Dios.
Creo firmemente que me hizo para tres cosas: maestra de preescolar, esposa y mamá. El primero ya está y lo estoy disfrutando como no tienes idea. Amo mi trabajo aunque termine súper cansada. Me encantan los peques. Para mí son bendiciones con patitas y ¡muero por tener los míos!
Llegar a ser mamá es la ilusión de mi vida y créeme que me estoy preparando para ello. Tengo muchas ideas en mente en todos los aspectos, desde darte la noticia de su llegada, arrullarlos, bañarlos, hacer tarea con ellos, ir a pasear, hacer muchos juegos juntos, saber las mejores maneras de cómo corregirlos, el preparar sus fiestas de cumpleaños, buscar el vestuario para sus festivales de la escuela, ir a echarles porras en sus competencias aunque digan «qué onda con esa señora gritona». Sobre todo enseñarles lo más importante: La palabra de Dios.
Amor, te estoy esperando para todo esto, porque sé que vas a enriquecer todas estas ideas con las tuyas.
Pues ahí tienes dos de mis identidades. Dos experiencias inigualables que estoy viviendo y espero vivir. Pero aun así no se comparan con la que yo considero es la mejor, ser esposa.
Algún día tendré que retirarme de mi labor docente. Algún día mis hijos se irán de casa a realizar sus sueños y formar sus propias familias. Pero sólo hasta que me muera dejaré de ser tu esposa, eso lo tengo muy claro. Hay cosas de mí que no me encantan pero sé que así como soy física, emocional, intelectual y espiritualmente soy justo lo que Dios quiso que fuera para ti.
Todas esas experiencias lindas y feas me han forjado detalladamente para ser tu ayuda idónea en todas las áreas. Para que dejes de sentirte sólo, para motivarte, levantarte, llorar contigo, orar contigo, reír, recorrer muchos lugares e incluso atravesar contigo los valles oscuros.
Quiero curarte, abrazarte por diferentes motivos o nada más por puro gusto, sorprenderte, alegrar tus mañanas, tardes y sobre todo tus noches. Estar ahí aunque sea nada más por hacer bulto y hasta para pasarte el rollo de papel de baño.
Debes saber y entender que estoy llena de defectos, lucho contra muchas cosas pero Dios está exfoliando mi vida día tras día. Perdóname si no te he sabido esperar como se debe, por creer que ya te había encontrado en otras personas, por haber dado por hecho mi voluntad en mi tiempo y no la voluntad de Dios a su tiempo. Pero Él ha sido fiel contigo y me ha cuidado para ti y me ha enseñado que a pesar de haberme confundido de persona en el pasado me está mostrando cómo puedo estar preparada para el futuro, para cuando ya estés conmigo y eso me hace valorarte aún sin conocerte.
Estoy segura de que tendremos días muy difíciles, que habrán momentos en los que ni tú ni yo queramos hablar o vernos siquiera; que quizá diremos sin razón cosas que nos lastimen. Que habrá momentos que terminemos frustrados el uno con el otro. Pero te prometo que no pienso dormir en otro lugar que no sean tus brazos, aunque el orgullo quiera dominarme. Y no será en mis fuerzas sino en las del Señor, reconociendo que cordón de 3 hebras es difícil de romper. Que es mejor dos que uno, que no es bueno que el hombre esté solo, que no se debe poner el sol sobre nuestro enojo, que cuando estamos juntos y en armonía ahí envía Dios bendición y vida eterna.
Creo que Dios estableció el matrimonio para revelarnos el amor que tiene por su iglesia pues nos ha puesto el ejemplo al amarnos incondicionalmente y dar su vida con tal de estar con nosotros sin barreras. Al ver su reflejo cuando nos mira y no lo que somos. Al perdonarnos a pesar de caer una y otra vez y al acompañarnos todos los días hasta el fin del mundo.
Oro por ti y lloro para que también desees y anheles estar en la presencia de Dios siempre. Que Él sea tu prioridad, tu razón y motivo para vivir cada día. Que te prepare para ser cabeza de tu casa, te capacite para educar a nuestros hijos conforme a su palabra y suplir nuestras necesidades básicas. Que seas ejemplo en sus vidas. Que si ellos tienen un padre que los ama, los cuida, los disciplina y los instruye, comprendan aún mejor quién es su Padre celestial y cuánto hará por ellos.
¿Qué fuerte, no? Pero no te estreses, no lo harás solo, estaré a tu lado en todo momento. En mi oración también deseo que aprendas a amarme tal y como Él me ama. Que sepas y entiendas que soy vaso frágil y que por lo tanto necesito sujetarme de ti para no caer y romperme con el primer airecito que venga. Por eso debes sujetarte primero de Él. Si te sueltas nos vamos todos. También oro para que Dios te siga dando paciencia de aquí en lo que me encuentras y te siga preparando porque como ya viste ¡soy todo un paquete!
Sólo quería que supieras que estoy aquí esperándote. Que no estoy buscando porque ya vi que no sé buscar. Que me vas a encontrar aquí con los brazos abiertos porque cuando al fin te vea, por fe sabré que eres tú.
Dios nos bendiga desde ahora.
Tomado de la revista Prisma 43-1