Aprende a disfrutar de tu trabajo

Foto por Erick Torres

5 sugerencias importantes

Por Karina Rodríguez Chiw

Aprender a disfrutar del trabajo no sólo nos hará sentir bien, también nos traerá muchos beneficios. Descubramos cómo lograrlo.

Las horas que pasamos en el trabajo son mucho más que en la propia casa o con nuestra familia y los amigos. De nosotros depende que la actividad que realicemos a diario nos resulte placentera y en beneficio de nuestro crecimiento personal.

Quienes no disfrutan su trabajo lo ven como una pesada carga. Su martirio inicia desde que se levantan por las mañanas. Sin ánimo y con mucho malestar acuden como siempre a la oficina y cuentan las horas para salir. Como resultado, su rendimiento y efectividad laboral son muy bajos y a diario viven cansados y deprimidos. Quizás no han encontrado el oficio o tarea que sea afín a ellos y la actividad que realizan les resulta tediosa y no les genera interés alguno. La causa de este problema es que «si no tienen claro quiénes son, tendrán dificultades para elegir una profesión u oficio  y se encontrarán en la encrucijada: ¿yo elijo mi trabajo o mi trabajo me elige a mi?», afirma el Psicoterapeuta Juan Antonio Barrera Méndez. El especialista señala que si elegimos únicamente lo que el entorno nos ofrece, sin duda no estaremos contentos con nuestra actividad laboral. Es muy importante, como primer paso, saber quiénes somos para así determinar hacia dónde queremos ir y qué vamos a hacer para lograrlo.

Lo malo de realizar un trabajo que no nos agrada es que «genera emociones negativas como el odio o la ira; y cuando nos enojamos el organismo produce cortisol (conocida como la hormona del estrés), por eso se siente malestar», advierte el psicólogo Barrera. Como consecuencia puede presentarse el Síndrome de Burnout o «síndrome de estar quemado», el cual «se asocia a las personas que atraviesan por un fuerte estrés porque el trabajo los rebasa al no tener las condiciones o las capacidades adecuadas para realizarlo; o bien porque no les gusta y se ven obligados a hacerlo». El estrés, el nerviosismo y el malestar impactan negativamente al organismo y esto afecta el sistema inmunológico, por eso una persona insatisfecha con su actividad laboral tiene mayor riesgo de enfermarse.

Síntomas del Síndrome de Burnout

  • Frustración

  • Falta de energía

  • Desilusión y desmotivación 

  • Dificultad para integrarse al entorno laboral

  • Agotamiento emocional

  • Baja autoestima

  • Agotamiento físico

  • Depresión

El Síndrome de Burnout puede llegar a causar incapacidad total para trabajar. 

Si nos gusta el trabajo nos volveremos más creativos y productivos,  ya que al realizar una actividad que nos satisface «el cerebro produce dopamina, un neurotransmisor conocido como la hormona del placer que ayuda a sentirse motivado», señala el especialista. Entonces se genera un círculo virtuoso y se trabaja con mucho más ánimo, ya que el hacerlo nos produce placer. En el caso de personas que realizan acciones de voluntariado y las disfrutan, «tienden a buscar espacios o a crearlos si en la comunidad donde se desarrollan no existen; y se dan el tiempo para llevarlas a cabo».

«El pelo en la sopa»

Quizás el trabajo que realizamos a diario nos encanta; ya sea en una oficina o en casa; o bien, realizamos una acción filantrópica en la cual no recibimos una gran remuneración pero la satisfacción personal que nos deja es enorme; sin embargo, a veces hay situaciones externas que salen de nuestras manos y que son como una «piedrita en el zapato» que no nos dejan disfrutar lo que hacemos. No importa si es el carácter explosivo del jefe, la actitud de algún compañero de trabajo o la carga de actividades que en ocasiones nos impide salir temprano, se trata de situaciones que no podemos controlar. Pero lo que sí podemos manejar es la manera en que nos relacionamos con estos factores externos y la respuesta que damos a cada uno de ellos. 

Así que a pesar de todo lo que suceda procuremos no llenarnos de estrés, aprendamos a manejar las diferentes circunstancias que se nos presenten a fin de no dejar de disfrutar nuestro trabajo. 

Pequeñas acciones que nos motivarán a disfrutar lo que hacemos

  1. Hacer una lista de lo que nos gusta y disfrutamos del trabajo. Pueden ser conocimientos, experiencias, amistades, objetivos cumplidos, etc. Leámosla con frecuencia y tratemos de ampliarla cada día con cosas buenas que hayan ocurrido. No nos centremos en lo negativo o en lo que no nos gusta. Apreciar lo bueno de nuestro trabajo aumentará nuestra productividad y satisfacción.

  2. Elegir tener una buena actitud. No podemos controlar las cosas que nos pasan, pero sí cómo reaccionamos ante ellas. ¿Cómo respondemos a lo que nos sucede? ¿Somos enojones, pesimistas o impacientes?, Revisemos nuestro comportamiento y cambiemos si no nos beneficia. 

  3. Establecer metas semanales. Deben ser personales, así nos sentiremos motivados y útiles.

  4. Reconocer nuestros logros. Consintámonos por nuestros esfuerzos, encontremos diversas formas para hacerlo.

  5. Procurar crecer. Tratemos de aprender y ampliar nuestros conocimientos; por ejemplo: tomemos un curso o taller para adquirir una nueva habilidad, hagamos un cambio en el enfoque o visión de determinados proyectos, o busquemos apoyo. Mantengámonos abiertos a la posibilidad de seguir creciendo. 

En la práctica 

  • Mantener la concentración. Si nos centramos en lo que realizamos, avanzaremos mucho más rápido en esa tarea y no nos distraeremos con actividades que no requieren en ese momento nuestra atención. 

  • Hacer lo más importante. Tengamos un orden, iniciemos y terminemos lo que es prioridad en ese momento.

  • Trabajar a un paso agradable. Debemos hacerlo a un ritmo que funcione para nosotros, no nos presionemos demasiado.

  • Relajarse. Después de cualquier esfuerzo que provoca tensión debemos darnos unos minutos de relajación. Levantémonos, caminemos un poco y respiremos profundo; o hagamos algunos ejercicios de estiramiento en nuestro mismo lugar. Procuremos hacerlo por lo menos cinco minutos entre cada hora de trabajo; y antes de iniciar otra tarea.

  • Respetar la hora de comida o descanso. No comamos frente a la computadora o en el escritorio, olvidémonos del trabajo en ese momento.

  • Personalizar el lugar o escritorio. Como pasamos mucho tiempo ahí es importante que sea cómodo. Si en el lugar de trabajo lo permiten, coloquemos una planta o la foto de un ser querido para reducir el estrés y hacer el lugar más familiar.

  • Realizar alguna actividad después del trabajo. Tomar una clase interesante, salir a trotar, realizar una buena caminata al aire libre o ver una película.

Para reflexionar

Hay personas «que ganan muy bien; sin embargo, viven frustradas porque no hacen lo que realmente les gusta. Esta situación se puede resolver si buscan nuevas opciones de trabajo o desarrollan nuevas habilidades, lo cual incluso puede ayudarles a crear su propia fuente de empleo», asevera el Psicólogo Barrera Méndez.  En casos así, el especialista recomienda:

  • Salir de la zona de confort, porque cuando nos acostumbramos a alguna actividad (incluso displacentera) se convierte en algo normal continuar en ella; lo mejor es buscar nuevas opciones laborales.

  • Darnos la oportunidad de aprender nuevas cosas. Aunque puede generarnos estrés, nos ayudará a tener nuevos retos por alcanzar. Además, nos permitirá romper nuestros propios paradigmas y darnos cuenta de que la vida es mucho más extensa que lo que estamos viviendo.

  • Sólo quien se atreve a cambiar, se atreve a reinventarse.

«Si un trabajo pone en riesgo tu salud (física y emocional) y te resistes a dejarlo, es importante tomar en cuenta que trabajas para vivir, y no vives para trabajar. El límite está en tu bienestar, en tu salud bio-psicosocial, es mejor dejar un trabajo si está poniendo en riesgo tu salud, pues tu vida no tiene precio». Psic. Barrera Méndez.

El apóstol Pablo nos indica en su carta a los colosenses capítulo 3, versículo 17: «Y todo lo que hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios Padre por medio de él». El trabajo es una bendición. Seamos agradecidos y demos lo mejor. ¡A trabajar se ha dicho!

Tomado de la revista Prisma 42-5

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