Alzheimer del corazón

Foto por Eliab Bautista

Para ser agradecidos con Dios, no basta decir gracias, pero es un buen comienzo

Por José Tomás Tejeda

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento, volviéndolo demencial a medida que las células del cerebro se van muriendo.

Se va perdiendo conciencia de todo hasta que la persona ya no puede bastarse a sí misma, requiriendo de cuidados constantes. Es muy triste olvidarse de quienes nos aman, de los detalles que constituyen el amor y la convivencia diaria de tantos años. Pero también es muy difícil para la familia que rodea al enfermo.  Las cosas de la mente humana, siguen siendo un misterio. Más aún las del corazón.

«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras» (Jeremías capítulo 17, versículos 9 y 10).

Muchos padecen de Alzheimer en sus corazones. Viven ignorando que Dios, nuestro amado Creador, envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz por nuestros pecados para reconciliarnos con él, rescatándonos de la muerte espiritual. Resucitó, desea tener intimidad con nosotros y que moremos eternamente a su lado. Al igual que en el Alzheimer físico, en el del corazón lo más desalentador es que su comportamiento en muchas ocasiones hace sufrir a los que viven a su alrededor y los aman.

No olvidemos que Dios sostiene nuestras vidas a cada segundo, pues nos desea lo mejor. Para ser agradecidos con Dios, no basta decir gracias, pero es un buen comienzo. El resto es convertir en acción ese agradecimiento, buscando cada día hacer su voluntad, entregándole nuestras vidas con un corazón lleno de amor.

Tomado de la revista Prisma 43-3, mayo-junio 2015

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