Magnesia
El Templo de Artemisa.
La ciudad hermana de Éfeso
Texto y fotografía por Artemio García
Aunque son pocos los restos que se pueden apreciar en la actualidad de la gran Magnesia, sabemos que en 1842 el gobierno francés organizó una excavación oficial dónde fueron rescatadas muchas esculturas, que en su mayoría se llevaron al Museo de Louvre. En esa expedición los franceses revelaron parte del Teatro, el Templo de Artemisa, el Ágora y el Templo de Zeus.
Después de casi ciento cincuenta años, en 1984, Orhan Bingöl, catedrático de la Universidad de Ankara, con el apoyo del Ministerio Turco de Cultura reanudó las excavaciones. Los nuevos hallazgos se exhiben en Estambul, Berlín y París.
Se descubrió que por el año 400 a. C., tras nuevos choques de los magnetes con los persas, la ciudad fue refundada. El nuevo emplazamiento estaba a orillas del Leteo, un pequeño afluente del Meandro, en torno a un santuario dedicado a la diosa Artemisa, hermana gemela de Apolo. El culto a Artemisa sustituyó al de la Diosa Madre del Anatolia Dindimene.
La nueva Magnesia fue partidaria de Alejandro Magno y en el año 87 a. C. apoyó militarmente a los romanos en la Segunda Guerra Mitridática contra el rey del Ponto. En agradecimiento, Lucio Cornelio Sila le otorgó el estatus de Municipio Romano convirtiéndose pronto en uno de los centros más prósperos de la región. Cuando el cristianismo fue declarado religión oficial, Magnesia se convirtió en una importante sede episcopal hasta que las incursiones árabes le pusieron fin.
La ciudad llegó a ser clave para el comercio entre el centro de Asia y las grandes ciudades costeras como Éfeso y Miletos. Aunque en el Nuevo Testamento no se menciona esta gran ciudad, es muy probable que allí haya existido una comunidad de cristianos ya que tanto de Éfeso como de Miletos pudo haberse extendido el Evangelio hasta Magnesia.
Tomado de la revista Prisma Vol. 43 No. 5, sep-oct 2015.