Todo es posible

Foto por Diana Gómez

Foto por Diana Gómez

Creer que no podemos es una mentira que nos esclaviza

Por Gina Raudry de Almazán

¿Cuántas veces hemos dicho, “no es posible, no puedo, imposible”? Estas palabras son muy comunes entre nosotros y sin querer son actitudes que estamos trasmitiendo a la mente en formación de los niños que nos rodean.

Creer que no podemos es una mentira que nos esclaviza. La verdad es que todo es posible y más si nos hemos entregado a Cristo. Hay más de una solución en cada situación, solo que la mente se cierra cuando tenemos una actitud pesimista. Si observamos bien podemos encontrar varias opciones para resolver las dificultades que se nos presentan. Por ejemplo:

  1. Si está cerrada una calle ¿Qué hacemos? ¿Quedarnos parados ahí hasta que la arreglen? ¿Buscar una paralela que nos saque al mismo lugar?

  2. ¿Cuántas alternativas tiene una página de Word para borrar un párrafo?

  3. ¿Qué hacemos para alcanzar algo que está muy alto? 

Dios nos dio un cerebro maravilloso, con millones de neuronas capaces de almacenar información que está a nuestro servicio cuando la necesitamos. Es importante ver cada situación difícil como una oportunidad para aprender algo nuevo. 

Enseñar a nuestros niños que todo es posible, que cada problema tiene solución y no una sino varias, es una lección que les ayudará a resolver problemas y les servirá toda la vida.

Actividad de aprendizaje

Un rally de obstáculos con dos equipos, con los siguientes desafíos buscando terminarlos en el menor tiempo posible.  

1er Desafío.  Armar un rompecabezas de no más de 20 piezas.

2do Desafío. Levantar una torre de 20 rectángulos (tipo Jenga).

3er Desafío. Hacer 40 bolitas medianas de papel china de colores y esparcirlas en un espacio definido. El reto será juntarlas todas en un canasto y contarlas al final para asegurarse que están completas.

Nota: Se pueden reducir o aumentar los desafíos de acuerdo a la edad de los niños.

  1. En el primer encuentro, se tomará el tiempo al primer equipo. Luego lo hará el segundo y si mejora el tiempo ganará esa ronda.

  2. En el segundo encuentro, el primer equipo hará lo mismo, solo que con la experiencia anterior, lo planearán para mejorar su tiempo. De igual forma el segundo.

  3. En el tercer encuentro, todos juntos enfrentarán los desafíos, uniéndose antes a planear cómo realizar las actividades y mejorar el récord.

Una vez terminada la actividad, con una rica jarra de agua para refrescarse, siéntense a platicar sobre lo que aprendieron. Debe haber reglas para que hablen uno por uno sin interrumpirse, ni ridiculizarse. Enseñémosles a aplicar la regla de oro: “Haz a otros lo que te gustaría que hagan contigo”. Mostrémosles en la Biblia que Jesucristo mismo dio ese mandato en Mateo capítulo 7, versículo 12.  

  1. ¿Qué dificultades enfrentaron?

  2. ¿Cómo las resolvieron?

  3. ¿Qué hicieron diferente la segunda vez?

  4. ¿Qué ventajas descubrieron al hacerlo todos juntos? 

Es importante que les dejemos contestar uno por uno. Hagamos hincapié en que podemos mejorar lo que hacemos si lo practicamos. También mostrémosles que las cosas se pueden hacer de diferentes maneras y así lograr mejores resultados.

Ahora podemos compartir con ellos el siguiente relato bíblico:

Hubo un hombre en la Biblia que enfrentó muchas dificultades y nunca se dio por vencido. ¿Saben quién fue? (Esperemos sus respuestas).  Su nombre es Pablo, que significa “pequeño”. Tal vez porque no era muy alto. Pero eso sí, tenía un gran deseo de conocer y amar cada día más a Dios, quien le dio fuerza y valor para nunca darse por vencido.

Dios le encargó que llevara el mensaje de Salvación a la gente que vivía en los países más alejados. No fue nada sencillo ya que en ese tiempo aún no se inventaban los trenes, ni los coches, ni los aviones. Su primer obstáculo fue que tenía que caminar o usar caballos, camellos o burros para viajar. Esto hacía que sus viajes fueran muy, muy, muy largos y cansados.

¿Cuál creen que fue su segundo obstáculo? (Esperemos sus respuestas). Muchas personas no querían escuchar que se estaban portando mal y tenían que dejar de hacer sus maldades y poner su confianza en Cristo. En algunas ocasiones lo golpearon y lo metieron a la cárcel junto con sus compañeros, pero él nunca dejó de predicar el mensaje del Señor. Por lo contrario siempre estaba gozoso y escribió desde la cárcel: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” y “en Cristo somos más que vencedores”. 

Dios premió a Pablo, usándolo para establecer muchas Iglesias. Le dijo que les instruyera a través de cartas y esos escritos ahora forman parte de la Biblia. ¿No es grandioso? Después de tanto tiempo seguimos recordando al apóstol Pablo y nos sigue enseñando, porque se mantuvo confiando en Dios y nunca, nunca, nunca se dio por vencido.

Confirmacion del aprendizaje 

Para recordar esta lección ideen entre todos una frase célebre y/o aprendan un versículo bíblico. Por ejemplo: “En cada situación, siempre hay más de una solución”,  “nunca, nunca, nunca me daré por vencido”,  “cuando algo no me salga bien, lo practicaré hasta lograrlo”.  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” o “En Cristo soy más que vencedor”.

Al final entreguemos los premios, listos de antemano, dando puntaje por el juego, por la atención que pusieron en la charla, por su participación y actitud de respeto hacia los demás. Se les puede comprar algo que necesiten. Si todos sacaron premio, ¡felicidades! La maestra también sacó diez.

Tomado de la revista Prisma Vol. 43 No. 5, sep-oct 2015.

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