Osteopenia y osteoporosis, ¿cuándo afecta a los jóvenes?
Dios nos ha dado en los alimentos los nutrimentos necesarios para la salud
Por Karina Rodríguez Chiw
La osteopenia y la osteoporosis son padecimientos silenciosos que no manifiestan síntomas, por eso no es fácil detectarlos antes de que se presente una fractura. Son más comunes en personas mayores, pero también hay casos en los que aparecen a edades más tempranas.
Nuestros huesos sufren numerosos cambios y transformaciones en cada etapa de la vida:
En la niñez y adolescencia se produce más tejido óseo que el que se destruye.
Los primeros veinticuatro años son esenciales porque es cuando el organismo crea el cimiento de un esqueleto y dientes fuertes.
Durante las primeras tres décadas de vida se alcanza la masa ósea máxima, es decir, cuando los huesos terminan de crecer en tamaño y densidad.
Después de los treinta y cinco años, el proceso se invierte y se empieza a perder más tejido óseo del que se reemplaza. En las mujeres, esta pérdida se acelera a partir de la menopausia, ya que los ovarios dejan de producir estrógenos, una hormona que entre sus muchas funciones tiene la de preservar la masa ósea.
¿Qué afecta o debilita a los huesos?
El tejido óseo que compone nuestros huesos se reemplaza con frecuencia por tejido nuevo. Los huesos de manera constante están sometidos a un proceso de remodelación en el cual experimentan degradación y regeneración. Dos tipos de células son las que intervienen en este proceso:
Osteoblastos: crean la matriz ósea y mineralizan el hueso.
Osteoclastos: se encargan de reabsorberlo.
Sin embargo, si el organismo empieza a reabsorber el hueso más rápido de lo que lo regenera, con el tiempo disminuye la densidad mineral ósea (DMO), se produce la osteopenia y finalmente, si no se detecta y trata a tiempo, la osteoporosis.
Debido a la ausencia de síntomas y a que pasa inadvertida hasta que ocurre una fractura, la osteoporosis es conocida como la “Epidemia silenciosa”. En la actualidad la padecen más de 200 millones de personas en todo el mundo.
A profundidad
La Osteopenia es una disminución de la masa ósea relativamente leve. Aparece cuando “la densidad del hueso está debajo de lo que se considera normal para la edad de una persona”, advierte el doctor Julio Morfín, Gineco-obstetra, Densitometrista Clínico. En algunos casos es el camino hacia la osteoporosis, pero si se detecta a tiempo, casi siempre es controlable y muchas veces puede revertirse. Por otro lado, la Osteoporosis es “un grado mayor de pérdida de densidad ósea o contenido mineral de los huesos que se encuentran dos y medio veces debajo de lo que es normal para la edad”, afirma el especialista. Esto debilita su estructura, los hace porosos y más susceptibles a fracturas en espalda y caderas.
¿Qué la provoca?
El envejecimiento es la causa principal del deterioro de los huesos y de una mayor predisposición a la osteoporosis, pero existen otros factores que también influyen en su aparición. Uno de ellos, y quizás el más importante en el caso de las mujeres es la “menopausia, ya que es cuando cesa la producción de las hormonas (estrógenos) por parte de los ovarios, y los estrógenos son los que promueven el equilibrio en el proceso de remodelación de los huesos y al no producirse se genera la pérdida de masa ósea”, cita el especialista. Por eso la osteoporosis es un padecimiento que se manifiesta en mayor medida en las mujeres.
En la juventud, la razón de la descalcificación de los huesos, tanto en hombres como en mujeres, puede ser debido a otros factores como:
Ser delgados y pequeños (menos de 40 kilos).
El escaso desarrollo de la masa ósea, por lo que no se logra la máxima cantidad de hueso que se puede alcanzar mientras se está formando.
Una dieta baja en calcio y vitamina D.
Sedentarismo, falta de ejercicio y actividad física.
Fumar y beber alcohol en exceso.
Tener problemas de mala absorción de calcio o padecimientos como insuficiencia renal, algunos tipos de cáncer, artritis reumatoide y enfermedades gastrointestinales o de la tiroides (hipertiroidismo).
Sufrir alteraciones en el funcionamiento de ovarios y testículos, por lo cual no se producen suficientes hormonas (estrógeno y testosterona).
Tomar medicamentos que promueven la pérdida ósea como corticosteroides, anticonvulsivos, heparina, complementos para la tiroides y ciertos fármacos contra el cáncer e inmunosupresores.
Una buena masa ósea requiere para su formación: una alimentación sana y la práctica de ejercicio: “si durante los primeros años de vida, la infancia y la adolescencia no hay una buena dieta, y si además no se realiza suficiente ejercicio no se formará adecuadamente el hueso y no habrá una masa ósea suficientemente sólida. Entonces cuando la persona empiece a perder hueso debido a su edad, el riesgo de osteoporosis y de una fractura será mucho mayor”, asevera el médico.
Para tomar en cuenta
Hoy en día, personas de veinte años, principalmente mujeres, ya empiezan a tener alteraciones y disminución en su densidad ósea y no lo saben. Esto debido a que se someten a dietas estrictas para bajar de peso que eliminan por completo las fuentes de calcio. Otras causas son los trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia que dan como resultado una mala nutrición, y la práctica de ejercicio extremo que puede provocar períodos largos sin menstruar.
En mujeres y hombres adultos una mala alimentación puede contribuir a que la pérdida de hueso sea más acelerada de lo normal.
Un buen diagnóstico
Se realiza a través de la densitometría mineral ósea, la cual muestra el grado de concentración mineral que puede tener el hueso en regiones específicas como muñeca, talón, cadera o columna vertebral. De acuerdo con el nivel de disminución ósea se define el tratamiento a seguir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se diagnostica osteoporosis cuando el resultado indica entre 10 y 12% de disminución de la densidad ósea. Lo importante es que exista un diagnóstico temprano para establecer el tipo de tratamiento necesario para preservar la salud del hueso.
La solución
Según sea el grado de desmineralización o de densidad del hueso el médico establecerá el tratamiento. Hoy existen tratamientos “con calcio, vitamina D y magnesio que ayudan a que se forme hueso”; así como medicamentos que hacen que el hueso no se destruya, como los bifosfonatos, que han demostrado una gran eficacia en la prevención de fracturas y tienen buena tolerancia. Pero también están los que estimulan la formación de hueso (osteoformadores) que se indican en casos específicos.
También ayuda
Modificar hábitos de vida como: dejar de fumar, disminuir el consumo de bebidas con cafeína (café, té, refrescos de cola), evitar la ingesta de refrescos.
Evitar las dietas muy altas en fibra y el consumo de sal en exceso.
Tomar el sol durante 15 minutos diarios para activar a la vitamina D que cumple una función muy importante en la fijación del calcio.
Prevenir estos padecimientos es posible. De acuerdo con el Dr. Morfín, lo más sencillo e importante es:
Tener una alimentación sana, con un aporte suficiente de calcio y vitamina D para que se mantenga el remodelado y el balance en la formación del hueso.
Hacer ejercicio por lo menos 4 veces a la semana en sesiones de 30 minutos. Debe implicar fuerza y resistencia como: usar la elíptica o aparatos y pesas en el gimnasio, o caminar con polainas con poco peso en muñecas o tobillos. Esto ayuda a que el hueso mantenga una masa ósea adecuada.
A partir de la dieta
De acuerdo con la nutrióloga Nadia Gómez Vega, se puede obtener:
Calcio de: los lácteos (leche, quesos, yogur, crema), chocolate (cuando contiene leche), verduras de color verde oscuro como brócoli y espinacas, huevo, en algunos pescados como salmón, charales y sardinas, tortillas de maíz y en algunas semillas como las almendras.
Vitamina D de: los pescados azules (atún, salmón, sardinas), aceite de hígado de pescado (bacalao), margarina, yema de huevo, leche y sus derivados. Sin embargo, también “la exposición al sol promueve la síntesis de vitamina D en el organismo de manera natural”.
Dios nos ha dado en los alimentos los nutrimentos necesarios para la salud. Comamos sanamente y démosle gracias por las delicias que ha creado para nuestro paladar.
Tomado de la revista Prisma Vol. 43 No. 5, sep-oct 2015.