¿Qué tanto te conoces?

Foto por Érick Torres

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Recursos y recomendaciones para ampliar tu autoconocimiento

Por Andrea Hernández Del Rivero

Muchas veces hemos escuchado a otros (o a nosotros mismos) decir cosas como: “nadie me entiende”, “¿por qué soy así?”, “ni yo me aguanto”, “estoy bien, creo”, “quién sabe qué me pasó”, “así he sido siempre” o “no sé cómo me siento al respecto”.

Es muy común expresar este tipo de frases, pero con seguridad no nos damos cuenta de la ambigüedad que reflejan. Si lo analizamos bien, vemos que evidencian una falta de conciencia y autoconocimiento.

Algunos piensan que la idea de “autoconocimiento” es un tema que solo le corresponde a los psicólogos, terapeutas, consejeros o incluso seguidores de corrientes humanistas o espirituales no bíblicas. La cultura actual comprende al autoconocimiento como un medio para obtener el éxito, el poder, la trascendencia espiritual o la evolución del ser. Pero un enfoque en el cual el hombre se concede a sí mismo poder a la altura de un dios para salvarse él y los demás a través del autoconocimiento, va en contra del propósito de Dios para nosotros.

Tal vez para no caer en confusiones, es que mucha gente que busca y ama a Dios, no invierte tiempo en recorrer un proceso de autoconocimiento. Sin embargo, si el conocerse a sí mismo trae como resultado una relación más profunda con Dios, entonces es una herramienta muy valiosa que no deberíamos ignorar en absoluto.

Cuánta gente se conforma al recibir la salvación y asistir a la iglesia los domingos, pero sigue repitiendo los mismos patrones dañinos en su vida diaria, le pesan las mismas cargas, se mantienen con las mismas actitudes y les duelen las mismas heridas del pasado. Su espíritu se levanta en oración y alabanza, pero su mente y emociones quedan intactas para Dios.

Cuando eso sucede, entonces no hay un autoconocimiento ni conciencia de las grandes cosas que el Señor puede y quiere transformar en sus hijos:

“Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Así que, todos nosotros, a quienes nos ha sido quitado el velo, podemos ver y reflejar la gloria del Señor. El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen” (2 Corintios 3:17-18).

Si el espíritu de Dios vive en nosotros, entonces podemos hallar verdadera libertad. Pero Él no nos obligará a cambiar si no queremos o no somos intencionales en buscar una profunda transformación para parecernos más a Él.

“Conocerse a sí mismo” significa estar conscientes de las motivaciones detrás de las decisiones, las características únicas de la personalidad, los patrones dañinos, las fortalezas, debilidades, miedos, sueños, metas, dones, vocación, influencias, valores, y convicciones individuales, entre otros factores que nos describen.

A continuación se muestran siete razones para reflexionar en nosotros mismos.

¿Para qué sirve el autoconocimiento?:

1. Para conocer a Dios y hallar sabiduría. Ignorar cuán corruptibles y quebrantados somos, alimenta el orgullo. Conocerse es aceptar las limitaciones y debilidades que Dios puso en nosotros. Dejar que Él se gloríe en medio de ellas nos acerca a una actitud humilde. Proverbios 1:7 afirma que para tener sabiduría es preciso temer a Dios: “El temor del Señor es la base del verdadero conocimiento, pero los necios desprecian la sabiduría y la disciplina”.

Identificar nuestros rasgos particulares, nos acerca al corazón y propósitos de Dios. Es admirable ver el carácter tan creativo, amoroso y perfecto que Él reflejó en la creación del ser humano.

2. Para regresar al diseño original. A veces sucede que nos encontramos en un estado de insatisfacción con la vida y no nos damos cuenta que mucho tiene que ver con el estilo de vida que llevamos. Dios nos diseñó para dormir cada noche y luego no dormimos suficiente. Dios dio una función particular a cada órgano de nuestro cuerpo y a veces lo maltratamos o ignoramos. Dios nos dio parámetros sabios para relacionarnos con otros y decidimos vivir al extremo manteniendo relaciones tóxicas, etcétera. Conocernos implica reconocer nuestros límites para poner margen, voltear a Dios y regresar al diseño que Él creó para que nosotros seamos plenos.

3. Para reconocer puntos ciegos. Todos tenemos áreas de nuestra vida que los demás notan excepto nosotros. Tenemos un campo de visión limitado. Requiere valentía buscar por cuenta propia aquello que los demás quisieran decirnos pero no lo hacen porque temen lastimarnos, o descubrir mentiras que hemos creído y las tomamos como verdaderas y se añaden a nuestra identidad. Sacar todo esto a la luz para ponerlo en manos de Dios nos hace responsables y nos abre camino a vivir en santidad.

4. Para tomar mejores decisiones. Es común actuar sin pensar o dejarnos llevar por lo que se supone que debemos hacer, o lo que la sociedad o la iglesia espera de nosotros, sin poner pausa y analizar el verdadero sentido o propósito. Conocernos implica dar pasos intencionales con nuestra carrera, trabajo y ministerio. También nos ayuda a canalizar los sueños, metas y vocación de una manera adecuada. Se vale corregir el camino cuando nos sentimos perdidos o cuando aceptamos que hemos perdido el tiempo. Dios ha puesto un gran potencial en cada uno de nosotros, pero es nuestra responsabilidad explorarlo.

5. Para mejorar las relaciones interpersonales. En ocasiones nos frustramos al ver que otros no reaccionan o piensan igual que nosotros. Pero, es un gran alivio saber que cada persona es diferente en función a una multitud de factores.

El ser distintos nos insta a aprender a describir nuestra personalidad ante los demás. Tener la capacidad de expresar nuestras necesidades evita malentendidos y mejora nuestras relaciones. Por otro lado provoca, casi de manera automática, que seamos más cuidadosos al tratar a los demás. En pocas palabras, conocernos, nos ayuda a amar mejor, a tener relaciones más sanas, a trabajar mejor juntos.

6. Para renovar la mente. “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

“Dejen que”, dice Pablo en este pasaje. Tenemos el llamado a la transformación, pero es claro que la disposición para cambiar tiene que venir de nuestra iniciativa. Así que, seamos valientes y dejemos que Dios forje nuestro carácter, que nos haga crecer en la fe. Conozcámonos para saber qué debemos dejar de hacer o empezar a hacer y como resultado maduremos. ¡Despertemos! Que no sigamos siendo los mismos con el paso del tiempo.

7. Para vivir en plenitud. Jesús habló de darnos plenitud y vida en abundancia (Juan 10:11). Él es la única fuente de la cual podemos recibir agua viva de manera ilimitada. Cuando exploramos lo más profundo de nuestro corazón nos damos cuenta que ahí en lo más secreto, se encuentra Dios esperándonos para darnos consuelo, sanidad, alivio, confrontación, esperanza, perdón, transformación y por ende una vida plena.

“El que adquiere cordura a sí mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera” (Proverbios 19:8).

Algunas frases sobre el autoconocimiento dicen:

“No existe mayor satisfacción que mirar hacia atrás y darse cuenta de que uno ha crecido en autocontrol, criterio, generosidad y acciones desinteresadas”. – Ella Wheeler Wilcox

“Aquel individuo que admite que sabe muy poco sobre sí mismo es el que tiene mayor oportunidad de descubrir cosas sobre sí mismo antes de morir”. – S. I. Hayakawa

“Solo hay una pequeña parte del universo de la que sabrás con certeza que puede ser mejorada, y esa parte eres tú”. – Aldous Huxley

“Ni siquiera el mejor explorador del mundo hace viajes tan largos como aquel hombre que desciende a las profundidades de su corazón”. – Julien Green

“Creo que de una manera u otra aprendemos quienes somos realmente y luego vivimos con esa decisión” – Eleanor Roosevelt

“Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”. – Benjamin Franklin

“Como un viejo minero, debes resignarte a extraer un montón de arena de la que luego, con paciencia, filtrarás unas pocas partículas de oro. – Dorothy Bryant

RECURSOS DE APOYO PARA EL PROCESO DE AUTOCONOCIMIENTO.NOTA: Algunos solo están disponibles en inglés

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