¿Puedo confiar en mi conciencia?

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¿Es el tener la conciencia tranquila, una regla segura para juzgar nuestros actos?

Por Daniel González R     

Los viernes de cada semana por la tarde, los dedico a visitar a diferentes personas con el fin de estudiar la Palabra de Dios. En una de tantas visitas se presentó una amiga de la familia anfitriona, la cual fue invitada al estudio que llevábamos a cabo.

Después de unos momentos se animó a participar preguntando: ¿El hombre puede guiarse por su conciencia? y ¿Es el tener una conciencia tranquila, una regla segura para juzgar nuestros actos?

Comenzamos explicando lo que es la conciencia: un medio que Dios ha puesto en el hombre para que discierna entre lo correcto y lo incorrecto. Asume el carácter de norma que nos induce a lo bueno o a lo malo de las cosas.  

Las Sagradas Escrituras expresan en labios de el sabio Salomón: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12) y en otro pasaje se afirma: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso; ¿quién lo conocerá?”.

De manera que no podemos confiar en la conciencia. Si la conciencia no está iluminada por la Palabra de Dios, es mejor andar con cuidado en nuestras apreciaciones.

El apóstol Pablo nos dice: “Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios; que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia”.

Pablo en el testimonio de su conversión delante del rey Agripa, confirma lo que aquí estoy aseverando: “Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret”.

Pablo entonces era un hombre que creía que obraba correctamente, matando y haciendo el daño que le inspiraba el juicio de su conciencia. Es posible pues, hacer lo malo aun teniendo la conciencia por guía.

La buena conciencia bajo la dirección del Espíritu Santo será el resultado de la presencia de Cristo en la vida y la lectura diaria de la infalible Palabra de Dios porque ella se define así:

“¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:19); “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos: y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2a. Timoteo 3:16 y 17).

Hay que procurar tener una buena conciencia, pero bajo la inspiración de la Biblia que es la Palabra de Dios.

Publicado por la revista Prisma en 1986

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