Artemisa Echegoyen Gleason

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Destacada lingüista mexicana

Por Elizabeth Isáis

La lingüista Artemisa Echegoyen Gleason fue originaria del Distrito Federal y nieta de una creyente evangélica con más de 80 descendientes. En su juventud fue presidente del Esfuerzo cristiano en la Iglesia presbiteriana Príncipe de Paz, del Distrito Federal. Allí escuchó acerca de las necesidades educativas, físicas y espirituales de los indígenas animistas de México.  

Junto con la lingüista Catalina Voigtlander, su compañera de labores durante 44 años, produjo en 1979 la importante gramática del idioma otomí de la sierra, Luces contemporáneas del otomí, y posteriormente un diccionario otomí-español, además del Nuevo Testamento publicado originalmente en 1974 y un himnario con unos 167 cantos. 

A la vez que trabajaron en la traducción y enseñanza bíblica, las dos mujeres ayudaron al pueblo otomí con atención médica y a obtener agua potable, electricidad, un camino vecinal, la colocación de un cable de acero para cruzar el río en la época de su crecimiento, una escuela, la producción de libritos y clases de alfabetización en el idioma para enseñar a la población a leer en su propia lengua. 

Para 2006 el pueblo ya contaba con clases desde kínder hasta bachillerato y varias Iglesias evangélicas en la población. Trabajó con los otomíes desde 1962 en San Antonio el Grande y después en Tulancingo en el Estado de Hidalgo. 

Artemisa dio conferencias y cursos sobre la cultura y el idioma de los otomíes, ya que fácilmente aprendió a hablarlo, aunque según la señorita Voigtlander: “Debe ser una de las lenguas más difíciles del mundo entero”. 

Fue asesora de alfabetización y durante algunos años coordinadora de este material para el Instituto Lingüístico de Verano (ILV). Fue el instrumento para establecer los cursos de Lingüística y empatía cultural en la Universidad de Madero de Puebla durante 15 años. 

Este proyecto se mudaría en 2006 a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí con el objetivo de capacitar a maestros bilingües y personas interesadas en el trabajo lingüístico entre los indígenas. Otro proyecto en que colaboró Artemisa, fue la grabación de la película “Jesús” en el idioma de los otomíes de la sierra.  

Ella fue la primera presidente mexicana del Instituto Lingüístico de Verano, en la década de los 80 cuando se lanzó en contra del ILV una campaña nacional de difamación y crítica de parte de ciertas instituciones mexicanas: “Ella supo defendernos con lógica, explicó las actividades y los motivos del Instituto, no solo para convencer a la oposición sino también mostrando respeto a ellos”. “Nunca guardó ningún rencor”, comentó una compañera del ILV. 

En programas dirigidos por Jacobo Zabludovsky, por la televisión nacional, en varias ocasiones tuvo que soportar ataques verbales y enfrentar a contrincantes, siempre con su característica gracia y dignidad. 

Eventualmente las oficinas del ILV ubicadas en San Fernando, Tlalpan, fueron ocupadas por la Secretaría de Educación Pública y el ILV de México estableció su centro en Tucson, Arizona. 

Artemisa Echegoyen falleció de cáncer, el 11 de febrero de 2006, en la ciudad de San Luis Potosí a los 74 años de edad.  

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