¡Somos admirables!

Foto por Marian Ramsey

Sin importar lo que el mundo diga

Por C.J. McCalister 

Hace unos días, una de mis mejores amigas publicó un artículo donde confesaba su batalla con la bulimia. Por años no había comido bien y cuando lo hacía, ella misma se producía el vómito hasta erradicar toda la nutrición de su cuerpo. 

Alguien le había dicho que era gorda y durante años, vivió apenada por su propio cuerpo. Se decía a sí misma que estar enferma y hambrienta valía la pena, pero no había funcionado. Al mirarse al espejo se veía fea y gorda. Pensaba que no tenía valor.

Otra amiga me confió que le atemorizaba pensar que en realidad no tenía amigos. Nunca ha tenido novio y nadie ha mostrado interés romántico en ella.

Me dijo: «Seguramente hay algo malo en mí. No soy bonita, no soy divertida, no soy interesante. Creo que nadie me quiere».

Traté de convencerla de que no era así, pues en realidad es una gran mujer y tiene dones únicos. Pero por no parecer «modelo» ella piensa que no es hermosa. 

Sé que mis amigas no están solas en su deseo de sentirse admiradas y queridas. En una ocasión tomé una clase sobre cómo escribir autobiografías y fue deprimente. Una chica se cortaba las venas cada noche para no sentirse sola. Un muchacho se emborrachaba todos los viernes porque sentía que había fallado en la vida. Otra compañera tenía una enfermedad degenerativa y actuaba como si odiara a toda la humanidad para que nadie le preguntara por qué era así.   

Como humanos, deseamos el amor y la atención. Al no recibirlo de la manera esperada, nos sentimos reemplazables. La sociedad nos trata de convencer de que la vida no vale nada. Eso duele. La falta de autoestima está destrozando vidas.

A través de los años he batallado con sentimientos de depresión y hay días en los que es difícil creer que tengo valor. Sin embargo, siempre he tenido una esperanza que me ayuda a combatir la depresión.

Una increíble señora de mi iglesia me regaló un cuaderno con un versículo de la Biblia escrito en la primera página: «¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!» (Salmo 139:14).

¡Soy una creación admirable! Fui hecha (al igual que todos los humanos) a la imagen de Dios y eso es asombroso. Cuando el mundo grita que es imprescindible tener un nuevo look o ser más flacos o más fuertes o más ricos para tener valor, es importante recordar que somos obras maravillosas, creaciones admirables de Dios

Nuestra vida vale mucho, tanto que Dios envió a su único Hijo Jesucristo a pagar el precio por nuestros pecados y compró con su sangre en la cruz nuestro perdón para ofrecernos vida eterna a su lado. ¡Eso sí que es una muestra contundente de nuestro valor!


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