Deudas pendientes

Foto por Phil Eager

Foto por Phil Eager

¿Quién sería capaz de pagar por nostros?

Por Sally Isáis

Hace tiempo, en nuestra oficina hicimos un pago por un servicio. Después de unos meses, nos percatamos que según la compañía, aún debíamos ese dinero. Nuestro pago se le había acreditado a otro cliente. O sea que nuestra deuda seguía pendiente y la otra persona de buenas a primeras, ya no debía nada. Alguien (nosotros) sin quererlo, había saldado su cuenta. 

Es muy raro que alguien asuma la deuda de otra persona de manera voluntaria. Mucho menos, si esa persona es ingrata. Algo parecido, pero totalmente intencional y con consecuencias eternas, fue lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz del Calvario. Nosotros teníamos una deuda que nunca podríamos pagar y él pagó una deuda que no tenía que pagar. Y lo hizo con todo conocimiento de causa. Sabía el precio que implicaba y de todas formas siguió adelante.  

Lo maravilloso es que el sacrificio de Cristo se acreditó directamente a nuestros pecados, no se mandó a otro “rubro” sino que saldó la cuenta correcta: la nuestra. 

Aquilatemos lo que costó y al que pagó nuestra deuda ante Dios para perdón de nuestros pecados, reconciliación con Dios y la obtención de vida eterna a los que creemos en él: Cristo Jesús.  

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos capítulo 5, versículo 8).

Tomado de la revista Prisma Vol. 43 No. 6, nov-dic 2015.

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