TPCDANTDT

Foto por Maddy Morrison

Descubre lo que significan estas letras

Por Sara Trejo de Hernández

Cada día viajo en microbús para ir al trabajo. Después de algún tiempo de tomarlo en un mismo horario empecé a reconocer a los viajeros frecuentes y a entablar conversaciones amistosas con algunas mujeres.

Algunos llevan a sus pequeños hijos a la escuela, otros van a la clínica, el resto a ver a un enfermo en el hospital que está de camino o al trabajo.

La otra mañana descubrí que las dinámicas que se dan entre los usuarios del transporte público, reflejan las de cualquier grupo social.

Están los quejumbrosos a quienes no les parece nada. Los abusivos que se sienten dueños del transporte y colocan sus objetos personales en un asiento vacío para impedir que alguien se siente en él.

Los deshonestos que se suben por la puerta de atrás del transporte y no pagan su pasaje o mienten sobre su destino para que no les cobren todo el importe.   

Los agresivos que se molestan ante cualquier percance, insultan al conductor, empujan y pisan a la gente al pasar.

Los amables, los serviciales, los dóciles, los tímidos, los extrovertidos, los conversadores, los callados, los compartidos, los que siempre van tarde, los puntuales, los considerados y los enfermos física o mentalmente.

Cuando conocí a Cristo y le entregué mi vida,  pensaba que los cristianos nunca enfermaban de nada grave y que todos eran perfectos, sabios y amorosos. Con el tiempo vi que no es así.  Entendí que la Iglesia la conformamos todo tipo de personas, con problemas, caracteres diversos y distinta madurez en la fe.

Escuché a un predicador decir: «La Iglesia no es el lugar de descanso para los santos, sino un hospital para enfermos». Dios nos va transformando hasta llegar a la estatura del Varón perfecto que es Jesús, y para eso usa todas nuestras interacciones, las cuales nos enseñan a aceptar al difícil, ayudar al enfermo del alma, la mente o el cuerpo. También nos sana y capacita para la misión que quiere que desempeñemos.

En una ocasión un hombre portaba un dije con las siglas «TPCDANTDT». Todos le preguntaban el significado, a lo que él respondía: «Tenga paciencia conmigo, Dios aún no termina de transformarme».  Yo necesito uno de esos, por lo que he decidido ser paciente con los que me rodean. Dios aún tiene mucho trabajo que hacer en mí.

Tomado de la revista Prisma 43-3, mayo-junio 2015

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