Protégete del sol
Evita enfermedades
Por Karina Rodríguez Chiw
Un buen bronceado te hace lucir bien, pero exponerte al sol puede afectar gravemente tu piel.
La piel es un órgano muy importante, ya que cubre y protege la superficie de todo el cuerpo. Actúa como una barrera frente al mundo exterior y nos defiende de agresiones ambientales, radiaciones y microorganismos. Amortigua los golpes, regula la temperatura corporal y al estar llena de terminaciones nerviosas nos permite sentir. Cuídala para evitar que sufra agresiones que la deterioran, enferman, y que la envejecen prematuramente.
Capas de la piel
Epidermis. Es la más superficial, está formada por varios estratos celulares. Nos protege del frío y del calor; e impide la entrada de elementos externos al organismo.
Dermis. Está a un nivel más profundo, es la que le brinda elasticidad y textura ya que está compuesta de fibras, agua y un gel formado de azúcares y proteínas. En ella también están los vasos sanguíneos, los linfáticos y los nervios; las glándulas sudoríparas y los folículos pilosos.
¿Amigo o enemigo?
Existen dos formas de envejecimiento: El cronológico, que sucede con el paso de los años, y el fotoenvejecimiento que es provocado por el sol y es acumulativo.
Tomar el sol estimula, da energía y relaja. También ayuda a la producción de vitamina D, esencial para absorber el calcio básico para la salud de los huesos. Pero tomar el sol en exceso o sin protección daña nuestra piel. Puede «producir quemaduras desde leves hasta graves y eso sucede de forma inmediata», afirma la doctora Ingrid López Gehrke, especialista en Dermatología y Cirugía Dermatológica y Oncológica. «Además ocasiona daños crónicos que se acumulan con los años como el fotoenvejecimiento. Éste hace que la piel envejezca antes de tiempo, se acentúen las manchas y arrugas, y aumenta el riesgo de cáncer. En México es más frecuente el Melanoma, un tipo de cáncer de piel de los más agresivos que surge de los lunares que cambian de color. Puede aparecer en cualquier persona, no solo en las de piel blanca» asegura la especialista.
Cómo nos afecta
El sol emite diferentes radiaciones, pero la atmósfera terrestre solo deja que una parte llegue a la tierra: la luz visible y las radiaciones: infrarrojas, suaves y responsables de la sensación de calor en la piel; y ultravioletas (UV), las cuales no se pueden ver ni sentir pero pueden ocasionar daños en los ojos y en la piel. Los melanocitos, células que están en la epidermis, producen un pigmento protector llamado melanina, el cual da color a nuestra piel y nos protege de manera natural del sol. Pero «aún con esta protección, los rayos UV pueden penetrar a capas profundas de la piel y dañarla», señala la especialista.
Señales del daño del sol a nuestra piel
Arrugas que se acentúan
Cambios en la tonalidad de la piel
Manchas más oscuras o más claras
Venitas en la zona de la nariz o en las mejillas
Nuevos lunares y pecas
En casos así, se deben aplicar cremas hidratantes y acudir al dermatólogo «para saber si ya hay daño en la piel y si tiene solución».Ante la aparición de verrugas, manchas, heridas que no curan, llagas que no cicatrizan, picazón o sangrado de lunares, es crucial consultar al médico.
¡Cuídate!
Utiliza a diario protector solar con factor de protección mayor de 30, no importa si hay nubes o si es invierno, o si estás en la ciudad. Aplícalo en la mañana después de tu crema hidratante, media hora antes de salir a la calle y cada dos horas.
Si vas a la playa usa protector resistente al agua con factor de protección alto en todo el cuerpo y aplícalo frecuentemente, sobre todo si nadas.
Usa lentes especiales para proteger tus ojos de los rayos UV, ya que éstos están relacionados con la aparición de cataratas. Así como gorra o sombrero para cubrir tu rostro, cabeza y cuello.
Una solución
Si hay daño en la piel, existe la posibilidad de que mejore. Por ejemplo, «usando productos que contengan ácido ascórbico (vitamina C) de uso tópico (que se aplican directamente sobre la piel), actualmente hay sueros que son muy efectivos», afirma la dermatóloga. Esta vitamina ayuda a estimular la síntesis de colágeno y elastina (proteínas), responsables de que la piel se mantenga elástica y con fuerza y que se repare el daño celular; ya que con los años y por la exposición excesiva al sol estas sustancias se van perdiendo. Otros métodos son a través del peeling, una especie de exfoliación de la piel con productos químicos, o con el uso de luz pulsada intensa, tecnología muy parecida al láser que ayuda a revertir los daños del sol.
Dios nos ha dado la piel para protegernos. Hagamos nuestra parte para cuidar este maravilloso órgano.
Tomado de la revista Prisma 42-3