¿Problemas?
Todo tiene dos caras, el problema mismo y la oportunidad
Por Juan M. Isáis
¡Usted tiene un problema! Por favor, no lo niegue. Pero, no se preocupe, porque los problemas nunca se resuelven; más bien se superan si uno quiere.
Son una opción para crecer. Todo tiene dos caras, el problema mismo y la oportunidad que nos ofrece. Representa riesgo y posibles consecuencias negativas, pero estas no se dan sin estar presentes también las buenas. Siempre brilla un rayo de luz en cualquier situación, por obscura que parezca ser.
Si sufre usted, es porque quiere, Dios siempre está a su lado: Él controla las circunstancias y todas las cosas, ¿sabe? Su problema principal es que usted quiere seguir su propio camino; se ha olvidado del Señor, se ha rebelado contra Él. Por eso, ha fallado.
Sí, tiene usted corazón duro. Cree que es autosuficiente, y en un sentido ¡lo es! Es que Dios lo hizo libre. Usted ama y también odia. Busca a Dios cuando quiere; incluso puede negarlo, pero lo que no puede evitar es que en su interior siente un vacío que no se satisface con dinero, ni fama, sexo, entretenimiento, drogas, aventuras amorosas o lo que quiera agregar. Nada, nada, llena este vacío excepto Jesucristo.
Él es quien conoce y conduce la vida y la muerte. Él es dueño del ayer, del hoy, del mañana. Es Salvador de quien arrepentido lo busca, pero también será juez de quienes se niegan a creer que Él es el único camino al más allá. Es la única verdad, la verdadera vida, la vida en abundancia, la vida con significado, la vida profunda. Él da la vida, no como el juez sino como el Redentor a los que creen en Él.
No hay circunstancias que Él no transforme en favor nuestro, aunque parezca lo contrario. En Jesús no hay evento que cambie el curso de la historia de nuestra vida, no hay agente que pueda atemorizarnos, no hay nada, ni nadie, “ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo bajo” que nos separe de su amor.
Después de todo lo dicho, ¡usted tiene un problema! No rechace la idea de buscar la ayuda que solo Cristo ofrece. Él dijo que quien cree en Él, no es condenado. No prestar atención a Jesucristo es un asunto serio porque tarde o temprano usted se encontrará con Él cara a cara, pero entonces ya no será como el Dios de amor y de perdón, sino como el Juez implacable, y su código será: “Por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios”.
Supere su problema. Aproveche la oportunidad. Crea que solo Jesucristo salva. Que es la panacea del alma. Si cree en Él, tiene la solución. Si se niega a buscarlo su problema será mayor, porque: “El pecado está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace”.