Por el carril terminal

Foto por José Carlos Gutiérrez

Emplea las herramientas espirituales

Adaptado por Sally Isáis

Cómo apreciar y utilizar las herramientas espirituales a tu alcance en una enfermedad en etapa terminal. 

  1. Reconoce y acepta el hecho de que el duelo normalmente tiene estas etapas:  

Shock, incredulidad, negación (el tratar de hacer tratos con Dios), depresión y  aceptación.  

  1. Acepta la voluntad de Dios al tener una vida «limitada» como algo que él te da. Él no se equivoca. Una enfermedad terminal te obliga a ver tu realidad: «Aquí y ahora» de aquello que siempre ha sido inevitable. «Aquellos que se gozan de la vida aquí, están más preparados para gozarse de la eternidad en el más allá». 

  2. Reconoce y acepta la ayuda sana de la «terapia de las lágrimas» y suelta tus emociones encontradas.  

El Salmo capítulo 56, versículo 8 dice: «Tú llevas la cuenta de todas mis angustias
y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro». 

Juan capítulo 11, versículo 35: «Entonces Jesús lloró».

Romanos capítulo 12, versículo 15: Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran».

  1. Entiende los temores e incertidumbres que están experimentando tu familia y amigos al ser forzados de manera sorpresiva a confrontar su propia mortalidad en tu enfermedad. Toma la iniciativa para darles paz con tu fe al enfrentar su dolor y sufrimiento. 

  2. Prepárate para descubrir herramientas y reservas espirituales que te ayudarán a encontrar una riqueza y llenura en esta etapa terminal.  Algunos pacientes encuentran nueva fe, paz y contentamiento al saber que sus días están limitados. «Ahora atesoro mi vida porque sé de manera personal que va a terminar», testificó un paciente terminal.

  3. Busca el apoyo de 2 o 3 amigos cercanos en quienes confíes y permite que ellos caminen contigo a través de tu «valle de sombra de muerte terminal».  

Mateo capítulo 18, versículos 19 y 20 dice: «”También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo lo hará. Pues donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí entre ellos”».

La 2ª carta a los Corintios capítulo 1, versículos 1 al 7 dice: 

«Yo, Pablo, elegido por la voluntad de Dios para ser un apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta junto con nuestro hermano Timoteo. Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto y a todo su pueblo santo que está en toda Grecia. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les den gracia y paz. Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. 

Dios es nuestro Padre misericordioso y la fuente de todo consuelo. Él nos consuela en todas nuestras dificultades para que nosotros podamos consolar a otros. 

Cuando otros pasen por dificultades, podremos ofrecerles el mismo consuelo que Dios nos ha dado a nosotros. Pues, cuanto más sufrimos por Cristo, tanto más Dios nos colmará de su consuelo por medio de Cristo. 

Aun cuando estamos abrumados por dificultades, ¡es para el consuelo y la salvación de ustedes! Pues, cuando nosotros somos consolados, ciertamente los consolaremos a ustedes.

Entonces podrán soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros. Tenemos la plena confianza de que, al participar ustedes de nuestros sufrimientos, también tendrán parte del consuelo que Dios nos da».

Para buscar ayuda, tienes que aceptarla y al hacerlo estarás ayudando a otro. Para ser animado, tienes que animar a otros. 

  1. La etapa terminal es para poner tus cosas en orden.  Reconcíliate y haz paz con Dios, tu familia, tus enemigos y con aquellos sueños y metas que no pudiste cumplir.  La 2ª carta a los Corintios capítulo 5, versículos 17 al 20 dice:  «Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en nombre de Cristo cuando les rogamos: ¡Vuelvan a Dios!».

El Dios que te hizo a SU IMAGEN tiene todo el poder para conocer tu necesidad, llenarla y traer tu vida a su conclusión.  Dios provee para todas tus necesidades.  La 2ª carta de Corintios capítulo 3, versículo 5 dice: «No es que pensemos que estamos capacitados para hacer algo por nuestra propia cuenta. Nuestra aptitud proviene de Dios». 

  1. La etapa terminal es el tiempo donde debes definir cuáles son tus deseos para dejarle a tus seres queridos que se quedan, aquello que atesoras.  Tu último testamento será un testimonio de tu vida de fe y lo que valoras. 

Mateo capítulo 6, versículos 19,20, 33 y 34 dice: «No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar. . . Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy».

  1. El practicar la presencia de Dios en tu etapa terminal te dará las herramientas espirituales que necesitas para apoyar tu necesidad física. Usa las horas de soledad cuando tengas fuerzas para leer, escuchar la Escritura, meditar en las verdades bíblicas, contestar tus grandes preguntas teológicas, compartir lo aprendido y tu inspiración con otros. 

Invita a tu pastor y a tus tres amigos de confianza para que te visiten cuando estés físicamente listo. Indícales tu deseo de hablar sobre las grandes verdades bíblicas, tus dudas, dolor, desánimo y motivos de oración.  Permíteles ayudarte a «llevar tu carga».  Mateo capítulo 18, versículo 19 dice: “También les digo lo siguiente: si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, mi Padre que está en el cielo lo hará”.

Gálatas capítulo 6, versículo 2 dice: «Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo». 

NOTA:  Es importante que definas los límites de tiempo para tus visitas con claridad. Hazle saber a tus visitas si con 5 o 10 minutos ya no tienes fuerza. Simplemente  pídeles que oren contigo antes de tomar un descanso. 

  1. Espera días malos y horas difíciles cuando el péndulo emocional te lleve de tener  paz en tu corazón al aceptar la situación a estar ansioso y esperanzado de un nuevo medicamento o tratamiento que te pueda ayudar. Sé sincero con los que te rodean y diles con honestidad lo que sientes y asegúrales que te das cuenta de lo que sucede y de que tu depresión es temporal.   

La vida en etapa terminal no tiene que vivirse en soledad. El omnipresente Dios promete estar con nosotros en todos los momentos de nuestra vida. Él ha prometido nunca dejarnos.  El Salmo capítulo 23 dice:

«El Señor es mi pastor;
tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar;
 me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas.
Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. 

Aun cuando yo pase por el valle más oscuro,
no temeré,
porque tú estás a mi lado.
Tu vara y tu cayado
me protegen y me confortan. 

Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos.
Me honras ungiendo mi cabeza con aceite.
 Mi copa se desborda de bendiciones. 

Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida,
 y en la casa del Señor viviré
por siempre».

Mateo capítulo 28, versículo 20 dice: «Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».

El cristiano tiene una comunión especial con los amigos que creen en Jesucristo. Debemos dejarles saber que los necesitamos en estos momentos y apreciar sus oraciones y gestos de amor sincero, aunque sean ofrecidos con torpeza o titubeos. 

Tomado de la revista Prisma 42-5

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