No naciste siendo un perdedor

Foto por Abigail Eager

Tienes la etiqueta de «vencedor»

Por Cesia Carrillo Clemente

¿Cuántas veces has sentido que traes la palabra «perdedor» como etiqueta en tu frente? ¿o en cuántas ocasiones la gente te ha catalogado así? Quizá desde muy pequeño te dijeron frases como «eres un bueno para nada», y esto te ha pesado a tal grado que pareciera que todo te sale mal y te has creído esas palabras.

La realidad es que Dios te creó a su imagen. Y él no es un perdedor, por lo cual tú tampoco lo eres.

En una predicación, escuché a mi pastor decir que desde que nacemos tenemos la etiqueta de «vencedor». Pues aunque nacer pareciera algo normal, competiste contra miles de espermatozoides en el proceso de fecundación para dar inicio a la vida, y eres un luchador por naturaleza.

Antes de todo esto, Dios pensó en ti y por su voluntad fuiste creado (Efesios 1:5). No fuiste producto de un accidente, incluso, ni de la planeación de tus padres, sino de la voluntad de Dios. Y te creó para alabanza de él (Efesios 1:6). Esto quiere decir que le agradas mucho.

El salmista David describe en el Salmo 139:6 un acontecimiento maravilloso: «Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas sin faltar una de ellas».  ¿Te imaginas? Él te vió, te conoció y te formó desde el principio. 

Lo que necesitas ahora es no pensar que eres un perdedor, sino creer en aquél que te creó, y quien por su grande amor envió a Cristo, su único hijo, para que muriera y tú vivieras. Él venció a todo, incluso a la muerte.

Necesitas mirar de nuevo a Cristo y ver que él ha escrito una gran historia de victoria para ti. A pesar de los problemas y aflicciones, recuerda: «Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8:37).

Quítate ya la etiqueta de perdedor, porque en Cristo eres más que vencedor. 

Tomado de la revista Prisma 42-2

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