Tiatira
Una ciudad de artesanos
Por Artemio D. García
Tiatira en la antigüedad fue una colonia militar macedónico, situada en el límite entre el reino de Lisímaco al norte y el de Seleuco al sur. Pero hoy pocos restos quedan visibles de sus elegantes edificios. Actualmente la moderna ciudad de Akhisar ha sido construida en su lugar, y está a media hora de distancia de la ciudad de Esmirna, rumbo a Estambul en Turquía.
Según la historia, Tiatira fue fundada cuatro siglos antes de Cristo por Seleuco I de Siria. Después de pasar al Imperio romano en el año 133 antes de Cristo, se desarrolló como un importante centro comercial e industrial. Ganó fama por sus gremios de tejedores y tintoreras que trabajaban lana y lino, además de sus productos de cuero, fundición de bronce, alfarería y por ser un centro productor de objetos de metal. Conservó su importancia industrial y su red de carreteras.
La Biblia habla de Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura que Pablo conoció en Filipos, que debe haber sido agente de un manufacturero de Tiatira, ya que teñía y vendía telas de púrpura y de carmesí. El púrpura es usado por el Colegio Episcopal de la Iglesia romana, y el escarlata del Colegio Cardenalicio. Dichas telas se usaban para determinar posiciones de honor en el Imperio romano.
Según el relato bíblico, Lidia “adoraba a Dios”, lo que da a entender que era prosélita hebrea, habiéndose convertido al judaísmo quizá mediante sus relaciones con los judíos en Tiatira.
Tiatira es la cuarta de las Siete Iglesias de Asia Menor mencionadas en el libro bíblico del Apocalipsis, y la carta dirigida a ella está repleta de alusiones a las circunstancias de la ciudad. Bajo el nombre simbólico de Jezabel, se presenta una mujer que pretende introducir aspectos de la vida pagana en la Iglesia cristiana, esenciales quizá para la admisión a los clubes o gremios que organizaban los artesanos. Sin duda dichos gremios incluían en sus reuniones algunos actos de culto pagano y de inmoralidad.
Su doctrina era muy atractiva. Con solo ir al templo del emperador, quemar incienso y decir “César es señor”, uno quedaba bien con Dios y con el diablo. La vida era más cómoda. Ofrecía posibilidades de prosperidad y tranquilidad sin problemas.
Pero el Señor es tajante al reprender tal libertinaje en la Iglesia. Jezabel es el nombre que representa “un espíritu satánico de control de autoridad” que ha operado a través de los siglos para controlar y destruir a los ungidos de Dios, y esclavizar a las naciones a través de una alianza entre la política y el ocultismo religioso.
La mención de una mujer llamada Jezabel en la Iglesia en Tiatira nos muestra el poder e influencia de este espíritu que se infiltraba entre los creyentes. Arruinaba el propósito de Dios con ellos y les hizo caer en la sensualidad y el libertinaje sexual. Trabajaba agresivamente para traer la mundanalidad, el sincretismo que mezclaba las religiones, y la idolatría a la Iglesia cristiana.
Hoy día en un sarcófago de piedra en Akhisar, se denota la inscripción griega: “Thuátira, ciudad de la hija”, haciendo mención de Tiatira. Un proyecto actual del gobierno de Turquía de fomentar el turismo a las siete ciudades mencionadas en el Apocalipsis, sin duda tendrá que incluir este importante lugar.