Lo que los esposos ignoran

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La felicidad, los besos, la ayuda y la comprensión de la esposa son en efecto, algo insustituible en la vida de cualquier hombre

Por Juan M. Isáis (1926-2002)

Muchas cosas y muchas personas no mejoran con el tiempo, especialmente cuando se llega a cierta edad o después de años de uso. Si uno tiene un automóvil de un modelo atrasado es muy fácil que le falle el radiador, la bomba de agua, la caja de velocidades o todo. 

Algunos esposos ignorantes piensan que a las esposas les pasa lo mismo, y puesto que legalmente no se puede así no más porque sí, llevar a la esposa al deshuesadero, algunos maridos se libran de ellas, a veces hasta cometiendo el error de cambiarlas por mujeres más jóvenes. 

¡Qué equivocación! No solo en el aspecto moral sino en todo sentido. Generalmente, cuanto más tiempo de casada tiene una mujer, es mejor. Después de diez años de matrimonio, la mujer que dijo sí frente al interrogatorio del ministro religioso vale más, especialmente cuando los valores espirituales se han sobrepuesto a los materiales. Cada día que pasa es aún más estimable, especialmente para el esposo que quizá, sí pierde algo de valor con el tiempo.

Tal vez la esposa después de quince años necesite una buena remozada, proveyéndole de un verdadero descanso, de mejor trato. Quizá ya no tenga la misma apariencia física, aunque hay unas que logran hacerlo (quién sabe cómo), pero entiende mejor a su cónyuge. En una palabra, ha madurado.

Por ejemplo, cuando tiene que hacer algo que no le gusta, ya no protesta como antes. Está convencida de que la vida tiene algunas cosas distintas a sus gustos. Cuando hay desavenencias (en todo hogar las hay), ya no amenaza con irse a casa de su mamá. Los alimentos que cocina tienen un mejor sabor, que el que el recién casado tuvo que verse obligado a comer en el primer mes de casado, cuando era el resultado de experimentos culinarios. 

Ahora si algo anda mal en la casa, el marido ya sabe a quién llamar. Si surgen problemas económicos, ella ayuda con sus ahorros. Cierto, se dan muchos problemas al principio de cualquier hogar y existe la necesidad de mucho entendimiento para llegar a esa etapa. Pero, ¡vale la pena!

Esto es lo que los esposos ignoran. La felicidad, los besos, la ayuda y la comprensión de la esposa son en efecto, algo insustituible en la vida de cualquier hombre. Por algo dijo el escritor sagrado: “Alégrate con la mujer de tu juventud” (Proverbios capítulo 5, versículo 18). 

Y en Eclesiastés el pensamiento se amplía: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol” (Eclesiastés 9:9). 

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