Medalla de bronce en el torneo mundial de artes marciales mixtas
Ismael Zamora nos visitó en las instalaciones de Prisma. Nos sorprendió su juventud, su entereza, su ecuanimidad y también su entusiasmo al hablar de todo lo relacionado con el deporte que practica
Contado a Rebeca Lizárraga Raygoza
Al tener enfrente a su primer rival, un tailandés, al joven Ismael Zamora le quedó clara la tremenda importancia de ganar esta pelea. Acto seguido arremetió contra él y con todas sus fuerzas e impulso, de inmediato lo venció por un knock out técnico en el primer round.
Por este primer triunfo contundente, Ismael luego obtuvo la Medalla de Bronce en el Torneo Mundial de Artes Marciales Mixtas, que tuvo lugar del 11 al 19 de noviembre 2018. En este gran evento internacional participaron los deportistas de 300 países del mundo. Por parte de México, fueron 6 hombres y dos mujeres.
Con esta victoria, Ismael logró sus objetivos prioritarios: reconocer a Dios dándole la gloria a Él, “porque Él fue quien hizo posible este triunfo y esta medalla” y honrar a México en este torneo mundial.
Zamora, de 18 años, recuerda la enorme alegría qué sintió al recibir la Medalla de Bronce. “Me sentí muy, muy feliz —dice sonriendo—. Es una experiencia única. Ganar una medalla internacional, le cambia a uno la perspectiva en cuanto al deporte mismo, mi trayectoria, mi vida, mi presente y mi fuerte voluntad de seguir jugando”.
“Mi participación en el Torneo Mundial y el haber logrado una medalla, me hace entender que Dios tiene un plan para mi vida. Por lo menos dos cosas están bien claras: Dios quiere que siga en el deporte de Artes Marciales Mixtas y que yo sea un apoyo a jóvenes para que se acerquen a Él y entonces sus vidas tengan sentido y propósito, como ha sido en mi propia vida”, dice Ismael.
Reconoce que la disciplina es fundamental en las Artes Marciales Mixtas. Con ella se logra un equilibrio mental, espiritual y físico, porque conlleva conocer y vivir cada una de estas áreas de la vida. No se trata solo de disciplina en el ejercicio del deporte, sino también en una alimentación sana, preparación física, técnica y mental, evitar las fiestas y los vicios. “Eso ya de entrada me separa de la mayoría de los jóvenes a los que les gusta el deporte, pero fácilmente caen en desviaciones que les impiden avanzar”.
Y no es fácil mantenerse con un comportamiento disciplinado: “Yo se lo debo a Dios y a que lo busco y tengo una relación personal con Él. Esto es otro camino, y muchos compañeros deportistas me lo han preguntado. Solo con Dios puedo salir adelante”.
Ismael asegura: “Sin Dios yo no hubiera logrado nada, mucho menos la medalla. Y es que Dios lo dice en su palabra: ‘Busca primeramente mi Reino y todo lo demás vendrá por añadidura’”.
Ismael Zamora nos visitó en las instalaciones de Prisma. Nos sorprendió su juventud, su entereza, su ecuanimidad y también su entusiasmo al hablar de todo lo relacionado con el deporte que practica. Nos contó que él pertenece al equipo llamado Bonebreakers (Rompe huesos) de Artes Marciales Mixtas, cuya sede se encuentra muy cerca del Metro Pino Suárez, en la Ciudad de México.
Ahí está la Academia Central y también sus deportistas pioneros, maestros de Ismael: los hermanos Raúl, Fernando y Daniel Salas y también Erick y Salvador Montaño. Fernando Salas es Master Senk, el mayor rango que se tiene en este deporte, quien ha sido uno de los pioneros en formar un equipo. Hace algunos años empezaron a competir en peleas en parques y en algunos octágonos de la Ciudad de México y otras ciudades. Ahora ya las peleas son formales y en canchas y con el paso del tiempo se ha fortalecido este deporte.
Cada vez es más conocido, explica Ismael. Hace dos años se creó la Federación de Artes Marciales Mixtas que une a las Academias que hay en todo el país. Gracias a la reglamentación y a la formación de líderes, la Federación Mexicana ya ha podido participar en dos Torneos Mundiales de Artes Marciales Mixtas.
Este último Torneo, que finalizó el 19 de noviembre pasado, tuvo lugar en la Isla Manamá capital de Barhain, país que pertenece al continente Asiático.
Con relación a las peleas que Ismael Zamora realizó en ese país, nos cuenta lo que siguió después de que ganó la primera pelea contra el tailandés, cuyo nombre es Phasit Supharojdilok. Su segunda pelea fue contra un joven de Irlanda del Norte, Jack Corr, al que también venció por sumisión de triángulo, una técnica del jui-jitsu y la tercera pelea fue contra un joven de Gran Bretaña con quien perdió por decisión dividida, y por eso obtuvo la Medalla de Bronce. La Medalla de Oro, en su división la ganó el inglés Muhammad Mokaev y la Medalla de Plata la obtuvo el japonés Reo Yamaguchi.
Se tiene la idea de que el deporte de Artes Marciales Mixtas es muy violento, Ismael nos explica que no lo es tanto porque ya está muy bien reglamentado. Aclara que se mezclan las técnicas de la lucha libre, el box, el jui-jitsu, muay-thai y otras técnicas. El estilo del equipo de los Bonebreakers se llama “Galvan Combat System”, que desciende del kung fu.
Ismael menciona que hace 30 años empezó el deporte de Artes Marciales Mixtas al buscar responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es el arte marcial más efectivo y que sirve para ganar un combate cuerpo a cuerpo, o como defensa personal?
Los primeros equipos surgieron en países como Japón, Brasil y Rusia. Pronto se extendieron por todo el mundo. Al principio participaban sobre todo luchadores y boxeadores, pero con el paso de los años y las reglamentaciones así como la inclusión del kung fu y otras artes de lucha, ahora participan jóvenes que ya no tienen nada que ver con el box o la lucha, sino que lo han visto como un nuevo deporte y así lo practican.
En la Academia Bonebreakers AMM, Ismael ha participado y entrenado en los últimos cuatro años, pero ya desde muy pequeño, a los 7 años practicó Tae Kwon do y en general fue un chico muy disciplinado que ganó varios torneos. Siempre le ha gustado mucho competir y ha contado con el apoyo de sus padres que le ayudaron a ser disciplinado.
Cuando Ismael tenía 12 años, su papá vivió un fuerte problema de alcoholismo que afectó a toda la familia. Buscó ayuda de Alcohólicos Anónimos y otras organizaciones sociales y nada se pudo lograr. Pero un vecino, le habló de Dios, su amor por cada persona y su poder para actuar en nuestra vida. “Mis papás escucharon con mucha atención y entonces hubo un cambio total en la familia”, asegura.
“Aún así, a mí me parecía que yo no necesitaba a Dios tanto como mi papá y no hacía mucho caso de las enseñanzas de la Biblia. Pero luego conocimos a Gil y Pao quienes se ofrecieron a darnos estudios bíblicos a mi hermana y a mí. Ellos fueron parte fundamental para nuestro entendimiento y crecimiento en Cristo. Son nuestros grandes amigos.
Así fue como aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, nos bautizamos y a partir de ahí hemos vivido un crecimiento espiritual en todos sentidos, incluso yo en el deporte de Artes Marciales Mixtas. Entonces entendí que Dios tiene un plan para mi vida y para cada persona, pero primero tenemos que buscarlo a Él”.