Delirio

delirio.png

Poema: Monólogo de un bebé en el vientre

Por Juan M. Isáis

I

Me di cuenta el mismo instante que existía,

Que tenía vida, salud y energía.

También supe que el Creador sí me veía

Sus ojos en mi embrión se fijaban noche y día

Aun cuando los demás ignoraban que vivía.  

Hoy ya tengo tres meses, ¡quién lo duda!

Mi mamá ya no es la misma; a veces vomita,

Otras, duda, no sé de qué, porque vivo,

Ella lo sabe muy bien. ¡Estoy vivo!

Me gusta el calorcito, estoy contento

Pienso que me quieren y esperan mi nacimiento

Aunque si soy sincero, allá en el fondo, muy dentro,

Pienso que a mí me espera una terrible tragedia

Que no logro asimilar, aunque la siento muy hondo.

Estoy muy bien, todo en mi ser funciona. . .

 

II

Oí una plática ayer, un tanto rara,

Alrededor de la idea de que ella abortara.

¿Quién será? Ciertamente es cosa extraña,

Mami dijo que me ama

Aunque el señor aquel, el de la casaca blanca,

Le dijo que no importa, ¡qué abortara!

Yo no entiendo ese lenguaje

Pero dentro de mi pecho presiento que es conmigo

Que alguien quiere que me apague.

Quizá le estorbo a mi padre.  

Hasta hace poco, todo era lindo, muy lindo

Yo me sentía amado, me trataban con cariño.

Ahora ya no es lo mismo, la inseguridad me aqueja

Y mi corazón acelera su latido.  

Quiero decirte, mamita, que aunque

Yo no lo entiendo y tú lo ocultas, de cierto,

Algo me dice que tú tal vez ya no estás conmigo.  

Tengo mucho interés en conocer lo que hay afuera,

Pero me faltan semanas, más tiempo

Para comprenderlo todo y decirte lo que siento.

Sospecho que el mal me espera

Y dudar de ti, mamita, es lo que menos quisiera.  

Anoche mi mamá no era la misma,

Segura y placentera, porque actuaba

Como que su conciencia a solas le dijera

Que soy feliz, que estoy calientito, que vivir con ella

Y con mi padre es un romance seguro  

Que mi corazón espera.

Pero anoche oí algo así

Como que era lo mismo que viviera o muriera,

Que lo que había que evitar es lo que la gente dijera,

Que mi mamá es la misma,

Que es feliz y que es soltera.  

Escuché hoy, hace un rato, que vamos a un lugar,

No sé, estamos corriendo.

Yo no me siento mal, no sé por qué va mi abuela.

Lo que sí pienso, es que mami

No es la misma como ayer,

Hoy es un nudo de nervios, ni siquiera quiere hablar.  

Tal vez presiente que algo nos va a pasar.

No quiero sentirla así, menos ir al hospital,

Porque la vez anterior, cuando me llevó con ella

No la ayudaron. Dijeron que a papá se le olvidó,

Que no llevó la cartera y así todo terminó.

 

III

Ya llegamos, mamá está muy nerviosa

Yo también, pero no sé ni porqué.

Cuando ella llora, yo lloro, y cuando ella ríe

Yo gozo y me siento gran señor.  

¡Ay! ¿Por qué vamos a dormir? ¿Tan pronto?

¡Si apenas despertamos! Yo ni cansado estoy.

Hay mucho movimiento, unos van y otros vienen.

¡Qué extraño es este momento! Siento ansiedad,

Tengo frío; estaba bien al levantarme.  

¡Qué raro! ¡Ay, me están jalando!

No quiero cambiar de casa, ¡no quiero!

¡Déjenme! ¡Suéltenme! ¡No sean malos! ¡Yo no quiero!

¡Mamá! ¡Mamacita, ayúdame!

¡Ay, me están cortando las piernas! ¡Me duele!

¡Ay, ay! ¡Socórreme, mamacita, me duele!

Se me fue un pie. ¡Mami, mami, ayúdame,

¡No me dejes! Estoy sangrando demasiado.

Me siguen sacando a la fuerza, mamacita.

¡Ya no puedo, no puedo! Ya se me va la vida.

Estos quieren destrozarme. ¡Sálvame, mamacita!  

Soy hueso de tus huesos y carne de tu carne.

¡Tú me trajiste aquí! ¿Cómo es que ahora te olvidas?  

Yo no soy el culpable; tú y mi papá me engendraron

Y ahora. . . ¡ya no quieren ayudarme!

Explícame, mamacita,

¿por qué es que quieren matarme?  

Ya no tengo ni una pierna, ya las perdí por completo.

¡Estoy derramando sangre! Tampoco tengo los brazos,

Quieren aniquilarme.

No me mates, mamacita, ¡deja ya de ser cobarde!

Aunque sé que para ti quizá es demasiado tarde.

Ya no puedo, ya no hay fuerzas, ya no siento,

Ya me voy, ya no puedo estar contigo,

Ya no puedo acompañarte. . .

 

IV

Te veré hasta el día del juicio.

De él nadie podrá apartarte,

Cuando al fin yo hable y diga que ustedes me privaron

De la salida del sol, del otoño y la primavera.

Cuando tu conciencia diga como pertinaz testigo

Que no fue accidente lo que hicieron conmigo,

Que fue crimen, fue delirio,

Que lo que el hombre sembró, eso se lleva consigo;

Que pecaron, que me quitaron la vida,

Que de mí se avergonzaron.

Aunque donde yo estaba antes de ser concebido

Me dijeron que el Cordero sufrió en la cruz del martirio

Para todo que  todo el que cree en su sacrificio vivo

Encuentre perdón en él, que es Amor y es idilio.

 

Tomado de: Del Polvo a la Gloria 

Anterior
Anterior

10 pasos para perder peso y ser completamente feliz

Siguiente
Siguiente

El gran cambio en mi familia