El libro más vendido y menos estudiado del mundo
¿Por qué tanta indiferencia para ocuparnos en la lectura de la ley de Dios? ¿Por qué es el libro más vendido, pero el menos estudiado?
Por Bernabé V. Bautista R.
El libro es de una actualidad imponderable. Es el Libro de los libros concluido hace ya más de veinte siglos. Es la revelación especial que Dios nos legó. Es la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Como bien lo dijera Donoso Cortés: “ Libro prodigioso aquél, señores, en que el género humano comenzó a leer treinta y tres siglos ha, y con leer en él todos los días, todas las noches y todas las horas, aún no ha acabado su lectura”.
Pero me pregunto: ¿será verdad que leemos este libro maravilloso, todos los días y todas las noches? Mucho se comenta la triste realidad de los supuestos cristianos de hoy, que ocupan su tiempo en leer escritos sin mensaje y que la mayor parte de sus horas libres están frente a un televisor. Desperdician esas horas preciosas que bien podrían usar en la lectura de la Biblia, tesoro de los pueblos por la riqueza que encierra en cada página.
Por eso el apóstol Pablo recomendaba a su joven discípulo Timoteo: “Entretanto que voy, ocúpate en la lectura” y podemos agregar, en la lectura de la Palabra de Dios. ¿Por qué tanta indiferencia para ocuparnos en la lectura de la ley de Dios? ¿Por qué es el libro más vendido, pero el menos estudiado?
He aquí algunos de los argumentos de los “cristianos” que no leen su Biblia: “Es que no tengo tiempo”. Otros argumentan: “Es que no le entiendo”. Sin embargo, Cristo en una ocasión dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25).
Otros más alegan: “Es que no sé cuál Biblia leer, porque todas las distintas versiones o traducciones hablan de diferente manera”. No podemos negar que en parte estos “estudiosos” tienen razón, porque han surgido tantas versiones y traducciones que a veces es difícil saber cuál escoger.
Sin embargo, no debemos pasar por alto, que en sí la Biblia es una, con un solo mensaje: la salvación por medio de Jesucristo, un solo Dios, Creador de todas las cosas visibles e invisibles y un solo Espíritu Santo, nuestro consolador y guía.
Creo que la realidad es la siguiente:
1. La gente no quiere escuchar la voz de Dios, ni mucho menos ponerla en práctica. Ojalá repitiéramos las palabras del pueblo de Israel en los tiempos de Moisés: “Hemos oído su voz”.
2. Muchos no quieren obedecer a Dios cuando dice al caudillo Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él”.
3. Otros no han encontrado lo excelso de la ley de Dios y no pueden repetir con el salmista: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca”.
4. O será que muchos no han tenido un encuentro real y personal con Jesucristo y por eso tanta indiferencia para el Libro. Jesús dijo: “Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!”.
Sí, en las palabras de la Biblia podemos encontrar la obra maravillosa de Cristo en la cruz del Calvario, pero también su gloriosa resurrección para nuestra justificación.
Dios permita que a partir de ahora dejemos que el Señor nos hable todos los días por medio de su Palabra y que no olvidemos las promesas del Dios que no miente.