Peligro para nuestros hijos

Peligro para nuestros hijos.png

En términos generales, el incremento fue de 47 por ciento en el consumo de drogas en la población entre 12 y 65 años de edad en 2017

Por Lic. Daniel Israel Hernández

Desafortunadamente el tiempo que nos ha tocado vivir es sin duda alguna muy difícil. A nuestro alrededor nos acechan mil peligros, y sin temor a equivocarnos, el peor de todos es el cáncer social del consumo de drogas que causa estragos en la juventud desorientada.

Como cristianos que somos, es indudable que nuestros hijos son alimentados con nuestros consejos cimentados en la Palabra del Señor.  Los encomendamos al Espíritu Santo y oramos por su protección e inocencia, pero ante la acometida del terrible mal estamos obligados a quitarles la venda de la ignorancia. Debemos asumir una actitud de defensa y de lucha contra la drogadicción.

Si bien es cierto que las drogas no están al alcance de todos los bolsillos, también es cierto que existen drogas de ínfimo precio que sin ningún control por parte de las autoridades, pueden ser adquiridas por cualquier menor de edad en las tlapalerías, farmacias y papelerías.

Tal es el caso de los inhalantes, que toman su nombre porque precisamente su consumo es por inhalación: pegamentos, resinas, thinner, aguarrás, alcohol, gasolina, etcétera.

A simple vista pueden parecer al lector drogas intrascendentes, pero nada más lejos de la realidad, porque el daño que llegan a causar es irreversible, ya que atacan directamente al cerebro.

Es tan sencillo que un menor de edad se haga adicto al consumo de drogas, como enseñarlo a mirar el televisor, tomar refresco o jugar. Los enviciados se colocan estratégicamente en los lugares a donde acuden los niños: escuelas, jardines y campos deportivos, sin olvidar las fiestas. El método usual es regalarles la muestra, despertar su curiosidad e interés e inducirlos poco a poco, ya con palabras melosas, ya con amenazas o chantajes.

No son pocos los casos en que los menores inducidos a consumir drogas se convierten en delincuentes menores, ladronzuelos para poder adquirir una “dosis” o en el peor de los casos, delincuentes mayores al cometer fechorías bajo el influjo de las drogas.

Cuando un menor de edad es inducido a consumir drogas, su conducta va a cambiar radicalmente. Se mostrará sumamente nervioso e irritable, a veces huidizo y hermético, otras hambriento en exceso, antisocial o peleonero.

Ocultará la droga en lugares de fácil acceso para sus mayores: clósets, mochilas, pliegue de las ropas y cuartos en desuso. Sus “amigos” no encajarán en su personalidad normal y procurará alejarse de los mayores. Más aún, el olor lo delatará fácilmente.

Tratándose de mariguana, esta puede ser reconocida con cierta facilidad: su apariencia es semejante al orégano, sus hojas son estriadas como las del perejil, casi siempre estará seca o será puesta al sol con ese fin. Cuando es fumada, su olor es idéntico al del petate quemado y obviamente quien la consuma buscará un lugar apartado y cerrado (quemarán incienso para confundir el olor), o un lugar completamente abierto para que no se concentre el olor.

Los efectos producidos por este vegetal también son fáciles de identificar: ojos enrojecidos, mirada vidriosa, boca y lengua resecas, fuerza desmedida, movimientos demasiado lentos, hambre y sed desacostumbrados. Si la droga ya hace estragos en la salud, habrá risa idiota, babeo y pérdida de la noción del tiempo y del espacio.

¿Cómo prevenir que nuestros hijos caigan en las garras del vicio? No permitiéndoles que se aíslen, evitar al máximo el consumo de sedantes (mejorales, aspirinas, etcétera), que no duerman con exceso, que participen de la unidad familiar. No rechazarlos y marginarlos, estar al pendiente de quiénes son su compañeros de juegos y escuela, visitar a sus maestros y preguntar por su aprovechamiento y conducta, supervisar que acudan al plantel y realicen las tareas escolares.

Pero más importante aún, que tengan conciencia de que son hijos de Dios, que sus cuerpos son templos del Espíritu Santo, que hay un propósito para sus vidas y que deben mantenerse en las mejores condiciones para servir al Señor.

Hay que orar en nuestros hogares para que nunca nos falte la bendición de Dios y hacer a un lado nuestro programa favorito de televisión, nuestra interesante lectura y nuestros queridos amigos, para marchar siempre con la convicción de que Dios nos protege porque en su infinita bondad nos conduce por el camino del bien.

***

Consumo de drogas y su crecimiento                                       

Por Rebeca Lizárraga 

La adicción a las drogas entre la población de todo México, en estos primeros meses de 2018 presenta el siguiente panorama:

·        El consumo de drogas entre los adolescentes (de 12 a 17 años) aumentó un 125 por ciento en los últimos siete años, según cifras de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).

·        Entre las mujeres, el incremento del consumo de drogas fue de 220 por ciento en ese mismo periodo.

·        En términos generales, el incremento fue de 47 por ciento en el consumo de drogas en la población entre 12 y 65 años de edad,  según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, resultados dados a conocer a fines de junio de 2017.

·        La Organización Mundial de la Salud ha detectado la aparición de por lo menos 40 nuevas drogas emergentes, de las cuales, un alto porcentaje es elaborado con cocaína sintética, conocida como Mefedrona, mientras que otro porcentaje importante es elaborado con sustancias no aprobadas para el consumo humano, porque se trata de sales utilizadas para los baños en tina. Esto, entre muchas otras sustancias que pueden destinarse al crecimiento de plantas de jardines.

·        Las consecuencias en la salud de quienes las consumen prolongadamente van desde alteración de los sentidos, efecto depresor, afectación del Sistema Nervioso Central, aturdimiento y puede llegar hasta el fallecimiento.

·        La desintegración familiar que se vive en la población, hace inexistente un apoyo y dirección a los adolescentes que les impida o frene el interés por el consumo de enervantes.

·        Los padres de familia, ante la acometida de este terrible mal, debemos asumir una actitud de defensa y de lucha contra la drogadicción, afirmó Daniel Israel Hernández, analista social y articulista.

·        A nivel mundial, se ha aumentado de 200 a 400 por ciento la venta de droga vía internet.

·        La presentación de las nuevas drogas es en paquetitos de colores atractivos, con nombres enigmáticos para llamar la atención del posible consumidor.

Como puede observarse, la producción de drogas y el fácil acceso a muchas de ellas, aunado a la curiosidad de los chicos por probarlas, hace evidente el gran riesgo en que se encuentran. Así, la mayor carencia es la falta de formación y educación en los niños y jóvenes del país, que los convierte en personas altamente vulnerables ante el acoso de los pequeños comerciantes de enervantes, que ofrecen sus mercancías hasta gratuitamente, en los alrededores de las escuelas, cerca de las tiendas, o en los jardines.

El punto neurálgico es cómo llevar la educación, la formación y el rechazo a las drogas cuando, en una buena parte, los hogares se han desintegrado y los niños están solos o con otros parientes que no están preocupados por el peligro que corren y por su educación.

Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) expresó que es preocupante que el consumo de los adolescentes haya aumentado a 125 por ciento en tan pocos años, mientras que todavía fue mayor el aumento de mujeres que consumen drogas, al llegar al 220 por ciento.

Explicó que en México, un total de 8.4 millones de personas de entre 12 y 65 años, expresaron en la Encuesta que han consumido drogas ilegales. Esto, señaló, no quiere decir que ya son adictos, pero sí es un indicador, porque se empieza con el consumo experimental que puede quedar ahí, o puede volverse una adicción.

En relación a las nuevas drogas, la mayoría de ellas son elaboradas con químicos no aptos para el consumo humano. Además,  ya no sólo son consumibles, inhalables o inyectables, sino también son pequeñas pastillas adheribles a la piel, o sustancias sublinguales u oculares.

La sociedad mexicana tendrá que reaccionar y ponerse en acción para rescatar sobre todo a los jóvenes, y alejarlos de este mundo siempre cercano de las drogas ya sean prohibidas o legales. 

Anterior
Anterior

Sin tiempo

Siguiente
Siguiente

La comunicación sin malos entendidos