Me dedico a la industria del hogar
En cuanto a la administración de mi hogar, lo más difícil es cuando no cuento con la salud necesaria y me siento impotente
Gabriela Mendicuti de Tun
Me dedico a la industria del hogar y a estudiar el primer año de la maestría en educación familiar en la Universidad Panamericana. Anteriormente hice la licenciatura en pedagogía.
Tengo frente a mí el reto de contribuir a la construcción de un buen hogar y de formar a dos excelentes ciudadanos e hijos de Dios. Es grande la emoción de ver resultados de calidad después de catorce años dedicados a la administración de mi hogar y la educación de mis hijos, y palpar que mi trabajo no es en vano. Aún tengo mucho por hacer ya que mi responsabilidad ante Dios es fuerte.
En cuanto a la administración de mi hogar, lo más difícil es cuando no cuento con la salud necesaria y me siento impotente. Sin embargo, aquí noto que mi trabajo no es en vano pues todos empiezan a contribuir.
Lo más difícil de la educación de mis hijos es cuando pasan de una etapa a otra durante su crecimiento y debo hacerme sensible, cambiar y reajustar actitudes. La responsabilidad ante Dios y la sociedad es grande pero no imposible. ¡Hay que intentarlo!
Es emocionante y sumamente gratificante. Estar dedicada 100 por ciento al hogar no es solo limpiar y cocinar; lo principal es crear y mantener un ambiente de amor, respeto y servicio con principios y valores sustentados en la Palabra de Dios.
Debemos ser creativos para aprovechar todas las oportunidades para prepararnos, leer y estudiar, sin descuidar el crecimiento personal. Los hijos crecen, se hacen independientes y empiezan a quedar espacios que podemos retomar y así realizarnos en otras áreas.
Por encima de todo, es vital no descuidar mi relación con Dios. He vivido en carne propia que por mí misma no puedo. Necesito de mi Señor y vivo tomada de la mano de Él a través de la oración y la lectura de su Palabra.
Necesito sabiduría para esta ardua tarea y solo Él puede brindármela por encima de todo.