Atravesando la tormenta
Cuando nos sentimos tentados a renunciar
Por Keila Ochoa Harris
Leí que cuando un piloto atraviesa una tormenta, sus ojos, sus oídos y su razonamiento le dicen algo muy diferente a lo que lee en el panel de control. Debe entonces luchar contra sus instintos y su lógica y depender de algo más. Sus sentidos, en este caso, no son confiables.
Muchas veces cuando atravesamos las tormentas de esta vida, sean problemas o una enfermedad, nos podemos sentir perdidos y a ciegas. Al contemplar las nubes negras nos sentiremos tentados a renunciar. Al oír los truenos, culparemos a otros o incluso a Dios por nuestras desgracias. Quizá nuestra lógica nos sugiera que volemos más bajo y dejemos de acudir a la Iglesia o de orar.
Recordemos que en medio de la tempestad nuestros sentidos nos pueden traicionar. Incluso la lógica puede desviarnos. Necesitamos contemplar el panel de control y obedecer las instrucciones. En otras palabras, necesitamos al Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad y lo hace a través de las Escrituras. Allí están las coordenadas que nos sacarán de la niebla y la confusión de los problemas presentes.
El Salmo 19 nos recuerda que la Palabra de Dios es perfecta, confiable, recta y firme. Si estamos pasando por mal tiempo, miremos la Palabra de Dios. Aun cuando nuestros sentidos digan algo más, hallaremos luz al final del túnel si seguimos los caminos del Todopoderoso.