No se puede vivir sin dormir
Foto por Eliab Bautista
¿Cuál es nuestro objetivo en estos años de formación?
Por Laura Castellanos
Las mamás se quejan de que cuando un bebé llega a casa se limita el tiempo de sueño. Uno piensa que al ir ellos creciendo las cosas mejorarán. Y ciertamente uno cuenta con noches más largas, pero aún existen las noches en vela cuando se enferman o al esperar su regreso de algún viaje escolar.
«¡No se puede vivir sin dormir!» gritamos algunas.
Thomas Alva Edison, el famoso inventor que patentó más de mil inventos, entre ellos el fonógrafo y la lámpara incandescente, solía hablar en contra del sueño. Decía: «La gente come y duerme casi más de lo necesario, sin saber que esto los enferma y los vuelve ineficientes [...] Es común oír a la gente hablar sobre la pérdida del sueño como una desgracia; para mí, sin embargo, al sueño deberían llamarlo pérdida de tiempo y oportunidades. El insomnio es definitivamente un problema médico: lo que la gente no entiende es que no poder dormir diez horas por noche no es precisamente tener insomnio».
¡Claro! Las mamás no tenemos insomnio, tenemos hijos pequeños. No es que no podamos dormir. Queremos dormir, ¡pero el bebé llora o el niño se queja de frío!
Se ha comprobado que el sueño es importante para la creatividad y Edison es prueba de ello. Hablaba de que no dormía por las noches, pero ocultaba su secreto: las siestas. En realidad Edison era un fanfarrón ya que fue fotografiado en múltiples ocasiones mientras tomaba siestas en el laboratorio o la biblioteca, en sillas o taburetes.
Mamás, debemos tomar siestas. Es la mejor manera de sobrevivir. Parece «poco probable», ya que precisamente cuando los niños pequeños duermen durante el día es que queremos adelantar otras tareas, pero aprendamos algo más de Edison.
En una entrevista, Edison habló de su horario. Llegaba a su laboratorio a las 8 de la mañana y se iba a tomar el té a las seis. En esa entrevista ya tenía 53 años. Después estudiaba o trabajaba en algún problema hasta las 11 de la noche; hora en la que se iba a la cama. En pocas palabras, Edison dedicaba 15 horas de su día al trabajo.
Un reportero le preguntó: «Entonces, ya que funcionó con usted, ¿podría establecer que trabajar quince horas diarias es una de las claves para conseguir el éxito?».
Edison dijo que no.
«La gente se levanta a una hora y se acuesta a otra, cumpliendo incluso horarios más largos que los que yo ocupo para trabajar. La diferencia entre ellos y yo es que ellos usan las mismas quince horas para hacer múltiples actividades, mientras que yo me concentro en una sola. Si tan solo canalizaran su energía en un solo objetivo, estoy seguro de que conseguirían lo que buscan. Si de algo estoy seguro es de que si hay una regla, es precisamente esa: tener un objetivo, una sola cosa a la cual aferrarse. El éxito es producto de la más severa dedicación física y mental».
¡Aquí está la clave! (Lo digo por experiencia). Queremos seguir haciendo lo mismo que antes, con la misma eficacia de antes, pero ahora tenemos un nuevo ser que requiere de nuestra atención. ¿Qué nos hace falta? Un objetivo en el que centrar nuestra atención. ¿Cuál es nuestro objetivo en estos años de formación? Los hijos que Dios nos ha dado. Lo demás puede esperar.
Antes de los cinco años los niños requieren total dedicación y muchos sacrificios. Pero tendremos éxito si no los descuidamos. Haremos bien en dejar muchas cosas (retos personales o quizá un poco de vida social) y dedicarnos a esta única tarea.
Y en los ratos libres, tomemos siestas. ¿Y por qué no? Quizá en esos ratos libres (después de todo son solo 15 horas de trabajo al día) podremos continuar pedaleando hacia ese curso o maestría que queremos. Así alcanzaremos esos otros planes que por ahora deben ocupar un honroso tercer o cuarto lugar.
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