Cómo actuar en las crisis

Foto por Andrea Hernández

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Los problemas y dificultades son parte de la vida, ¿qué hacer en medio de ellos?

Por Sara Trejo de Hernández

“¡Ten fe!” decía una persona a otra que la acompañaba en el transporte público. Lo que no le dijo fue en quién depositar dicha confianza. Creer en que las circunstancias difíciles de nuestra vida van a mejorar por arte de magia es muy arriesgado.

Cuando enfrentamos alguna crisis, necesitamos la ayuda de alguien, su apoyo, dirección y consuelo. Solo Dios puede hacer esto. Él nos dice: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28).

En los momentos difíciles el primer paso es ir a Él. No cambiará nada si permanecemos parados en nuestro problema. Por tanto, la fe en Cristo es primordial.

La práctica no es fácil, pero es posible. La tarea que nos toca, en gran parte, es aparentemente pasiva, pues consiste en orar y confiar en las promesas de Dios. Por ejemplo, que una relación mejore requiere de mi disposición y una buena actitud, pero solo el Señor puede intervenir para que todo se solucione.

La madurez, para quien no tiene una relación personal con Dios, consiste en ser lo más autosuficiente que se pueda. Sin embargo, la paradoja del cristianismo es que la dependencia absoluta de Dios revela crecimiento.

Él puede enseñarnos cosas maravillosas en medio de una crisis, por ejemplo a confiar en Él, a entender a otros que están en las mismas circunstancias, a ser humildes; pero sobre todo, a mantenernos cerca de su presencia.

Lo mejor de todo es que siempre que pasemos por un tiempo o situación difícil, podemos recordar que esa prueba no será mayor a nuestras fuerzas, porque Él lo prometió. El apóstol Pablo lo confirma así:

Hasta ahora, ninguna prueba les ha sobrevenido que no pueda considerarse humanamente soportable. Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean puestos a prueba más allá de sus propias fuerzas; al contrario, junto con la prueba les proporcionará también la manera de superarla con éxito” (1 Corintios 10:13). 


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